Soldados norteamericanos custodian a un grupo de talibanes que se han sumado a un programa de reconciliación en Laghman. :: REUTERS
MUNDO

Los talibanes prometen venganza

La masacre de 16 civiles en Kandahar complica el repliegue de las tropas extranjeras y el diálogo con los islamistas radicales

QALA-I-NAO. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Los talibanes no tardaron en responder a la matanza de la provincia de Kandahar, perpetrada el pasado domingo por un militar estadounidense, según la versión oficial. Ayer garantizaron a los familiares de las 16 víctimas, entre ellas nueve niños, la venganza contra los invasores por «todos y cada uno de los mártires, con la ayuda de Alá». «Recibirán un castigo por sus acciones bárbaras», concluyó la proclama radical.

Mientras llegaban los mensajes de condolencia de la Casa Blanca, sobre el terreno los medios afganos se hacían eco de las declaraciones de testigos de la masacre que hablaban de que «fue un ataque de varias personas» y acusan a los estadounidenses de «haber quemado varios cuerpos» después de dispararles. Muchos vecinos se concentraron ayer frente a la base militar de Panjwai -de la que salió el militar que cometió los asesinatos- para denunciar los hechos y exigir protección a las autoridades afganas.

La OTAN solo ha informado de que «la matanza fue obra de una persona» y que se encuentra «bajo custodia». De momento solo han trascendido algunos detalles sobre el presunto autor, que sería un sargento con más de diez años de pertenencia a las fuerzas armadas y experiencia en Irak, según fuentes citadas por el The New York Times.

A diferencia de lo sucedido tras la quema de coranes hace menos de un mes, esta vez no ha habido protestas en las calles, pero la Embajada de Estados Unidos mantiene la alarma en todo el país y pide a los extranjeros que limiten sus movimientos. El Parlamento afgano mostró su indignación y pidió para los culpables un juicio público en Afganistán. En un comunicado, los parlamentarios advirtieron de que «los afganos han perdido la paciencia a causa de las acciones arbitrarias de las fuerzas extranjeras».

La ira del Parlamento coincide con el sentimiento antiamericano de las calles, que crece cada vez que se producen actos de este tipo. Lo que está también en juego es el futuro de Estados Unidos en el país asiático a partir de 2014, ya que Barack Obama y Hamid Karzai se encuentran en pleno proceso de negociación sobre la posibilidad de mantener bases americanas y un número de hombres en suelo afgano. El pacto podría hacerse público durante la próxima cumbre afgana, prevista para mayo en Chicago.

Adiós a los «infieles»

Además, las conversaciones de paz con los talibanes también pueden verse alteradas. Hechos trágicos como el de Kandahar solo ayudan a legitimar su discurso sobre la necesidad de acabar con la presencia de fuerzas «infieles» en suelo del Emirato Islámico de Afganistán, la forma que ellos tienen de referirse al país. La negociación es uno de los pilares de la nueva estrategia de un Karzai, cuyo mandato termina en 2014, la misma fecha en la que está previsto el repliegue de las fuerzas internacionales.

En medio de la indignación generalizada, la canciller alemana, Angela Merkel, voló por sorpresa al norte del país para visitar a sus tropas, destacas en Mashar-E-Sharif. En su cuarto viaje desde 2005, sorprendió a los medios al poner en duda la fecha oficial del repliegue internacional fijado para dentro de dos años. Merkel piensa que quedan objetivos por cumplir y por tanto «no puedo decir si lo lograremos para 2013-2014. La voluntad está, queremos hacerlo y estamos trabajando en ello». Alemania cuenta con 4.900 soldados en Afganistán y ha sufrido 52 bajas desde su despliegue en la zona norte del país.

Mientras tanto, en la base española de Qala-i-Nao los mentores del Ejército afgano no interrumpieron su actividad. El propio general de la brigada, Rajab Ali Rashed, informó a los mandos de que no habría problemas, pese a lo ocurrido en Kandahar y se trabajó con normalidad una jornada más.