La nariz y las tijeras

Escuchaba los otros días (expresión abuelética que reivindicar) un sesudo debate, a escala nacional, en el que concluyeron los muy ilustres intervinientes que en las elecciones andaluzas había que elegir entre votar «con la nariz tapada por los ERE» o con «las manos ensangrentadas por los recortes». Dicho así, se le quitan a uno las ganas de todo. Hasta de ver el debate se me quitaron. Mira que me había comprado un muestrario de cervezas del mundo, unas anchoas de primera y un whisky de nombre impronunciable, como digestivo. Estaba yo allí con mi mesita lista, mi bandera, mi bufanda y mi bocina cuando, al poner las alineaciones, veo que uno de los dos equipos no comparece y que en su lugar, jugará Griñán contra los árbitros. Ni ERE, ni recortes, ni pufos, ni sanidad privatizada, ni colegios pijos con vallas electrificadas. Me lo tuve que beber y comer todo viendo otra cosa.