Alerta por la masacre de 16 afganos
Los asesinatos perpetrados por un militar de EE UU complican la salida ordenada de la OTAN
QALA-I-NAO.Actualizado:Al menos dieciséis civiles asesinados mientras dormían, entre ellos nueve niños y tres mujeres, y otros cinco heridos. Un militar estadounidense salió de su base pasadas las tres de la mañana de ayer y se dirigió a la aldea más próxima, donde abrió fuego contra varias viviendas. Es el resumen, según informaciones de la Policía afgana, de la pesadilla que se vivió en Zangabad, aldea del distrito de Panjwae, en la provincia de Kandahar. El militar fue inmediatamente arrestado y la ISAF -misión de la OTAN en el país asiático- abrió una investigación.
Nada más conocerse los hechos, el cuartel general de las fuerzas internacionales emitió un comunicado de condena para mostrar su más «sincero pésame a los familiares». Su portavoz, el capitán Justin Brockhoff, calificó el incidente de «espantoso» e informó de que los heridos están recibiendo atención médica «en instalaciones de la coalición». La Embajada estadounidenlanzó una «alarma de seguridad» por las posibles consecuencias de este «acto intencionado», según aseguró el presidente afgano, Hamid Karzai.
El mandatario se sumó con dureza a las condenas a media tarde con un comunicado en el que advirtió de que «no lo vamos a olvidar». Exigió también el fin de «las llamadas operaciones antiterroristas, que desembocan en asesinatos deliberados», uno de los caballos de batalla entre las administraciones de Washington y Kabul, que desde hace más de un año negocian el papel que tendrá Estados Unidos en suelo afgano a partir de 2014. De momento no hay acuerdo, pero Karzai espera cerrarlo en la próxima conferencia internacional prevista para mayo en Chicago, en la que «se deben poner fin a las redadas nocturnas», insistió.
La tragedia de ayer llegó a los medios locales cuando la opinión pública seguía intentando digerir la quema de coranes por parte de soldados estadounidenses hace menos de un mes en la base de Bagram, en el centro del país. Las protestas tras el agravio al texto sagrado costaron la vida a al menos 26 civiles y nueve soldados internacionales.
El sentimiento antiamericano crece con cada una de estas acciones y se extiende al resto de fuerzas de la OTAN, inmersas en pleno proceso de repliegue y transferencia de la seguridad. Los afganos tampoco olvidan las imágenes que salieron a la luz en enero, en las que soldados de EE UU orinaban sobre los cuerpos de sus enemigos muertos. Una larga lista de incidentes que ponen en bandeja a la insurgencia el triunfo en la guerra por las mentes de una población cansada de explicaciones y disculpas.
Inquietud
Algunos medios especularon con posibles problemas mentales del militar estadounidense, y el portavoz del Ministerio de Interior, Sediq Sediqi, pidió a la población de Kandahar que permanezca «tranquila hasta que se esclarezca el infortunado incidente». Kandahar, al sur del país, es uno de los feudos talibanes más importantes y donde más dura ha sido la resistencia contra las fuerzas internacionales en los últimos años. Vecinos consultados por la agencia Reuters acusaron a las tropas americanas de actuar bajo los efectos del alcohol y reírse «a carcajadas mientras abrían fuego». Los que tuvieron acceso a las viviendas tras escuchar los disparos aseguraron que «los cuerpos estaban acribillados a balazos».
En la base española Ruy González de Clavijo de Qala i Nao, capital de la provincia de Badghis, no tardó en conocerse lo ocurrido. Responsables del equipo de operaciones psicológicas aseguraron que «entre la población más cercana saben distinguir entre españoles y americanos». Tras este tipo de sucesos se eleva al máximo el nivel de alerta entre todas las fuerzas desplegadas en el país, donde «pese a todos los esfuerzos, los insurgentes también tienen su maquinaria de propaganda que nos convierte en monstruos e infieles ante los ojos de la población», lamentan los mandos españoles, conscientes de los efectos de lo ocurrido en su labor diaria.