«¡Así, así, ni un paso atrás!»
MADRID. Actualizado: GuardarLa marcha de Madrid evidenció una subida de tono en el tira y afloja entre los manifestantes y el Gobierno por la reforma laboral. No hubo más asistentes que la del 19 de febrero, si acaso algunos menos, pero tuvo más de otras cosas. Más gente joven, más inmigrantes, más tensión, más gritos a garganta irritada, más pitos, más banderas, más carteles, más consignas, más música, más hoces y martillos representados en las pancartas.
El acto superó así de largo al anterior como expresión de enfado y voluntad de lucha. Las consignas gritadas fueron más combativas: «Obrero despedido, patrón colgado», «Si esto no se arregla, guerra, guerra, guerra», «Y si no hay solución, habrá revolución», «Huelga, huelga general» y «Así, así, ni un paso atrás», fueron las más repetidas en una demostración de fuerza en la que hubo poco silencio.
El ingenio volvió a estar presente en carteles y pancartas, si bien el tono era serio. «Esto no es una reforma, es un derribo», «Pueblo manso, buen esclavo», «Recortes en sanidad, crimen legal», Guantánamo laboral, no» y «Pueblos de Europa, ¡levantaos!» dan idea de la temperatura del descontento social.
Hubo algún conato de enfrentamiento entre miembros del 15M y sindicalistas, que no pasó a mayores. Y antes de comenzar la marcha, de camino a la cabecera, los líderes sindicales oyeron insultos. «Gentuza de mierda», clamó una señora elegante y entrada en años al cruzarse con Toxo y Méndez por el Paseo del Prado. «¿Bebiendo ya, tan temprano?» le contestó un miembro del servicio de seguridad.
En la clausura, en la puerta de Alcalá, la intensidad también fue alta. Más aplausos, griterío y más interrupciones a los oradores, que esta vez fueron los secretarios generales de los grandes sindicatos y no dos miembros de sus juventudes.