España y Francia contestan a ETA que no piensan entrar en su juego
El Gobierno de Sarkozy rechaza la petición de diálogo de la organización terrorista y aclara que, como Rajoy, solo espera su disolución
MADRID.Actualizado:El intento de ETA por abrir fisuras en la entente antiterrorista que desde hace años mantienen España y Francia ha fracasado, a la vista de la respuesta de ambas administraciones a su emplazamiento a Nicolas Sarkozy para la apertura de un diálogo bilateral y directo que abordase «las consecuencias del conflicto». La propuesta terminó en la papelera solo unas horas después de que la banda lo reclamase a través de un comunicado remitido a la agencia de noticias France Presse.
De hecho, para la lo único que parece que le va a servir a ETA su primer comunicado desde que el 20 de octubre de 2011 anunciase el fin de los atentados es para comprobar que las autoridades de París van a seguir al pie de la letra la política antiterrorista que marque el Gobierno de Mariano Rajoy. La respuesta de ambos gobiernos a la organización terrorista la resumió Bernard Valéro, el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores del país vecino: «No vamos a entrar en el juego de algunos».
El mensaje del ministro del Interior español, Jorge Fernández Díaz, sonó casi idéntico. «ETA no va a marcar la agenda política del Gobierno ni del Estado», advirtió a los dirigentes de la organización terrorista durante el acto de jura de una nueva promoción de inspectores en las instalaciones de la academia de la Policía Nacional en Ávila.
La vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, ignoró el comunicado de ETA y ni siquiera quiso aludir al texto cuando fue preguntada sobre el particular en su comparecencia posterior al Consejo de Ministros. No obstante, las declaraciones de ambos ejecutivos apuntaron a que sus responsables habían pactado una respuesta coordinada y común.
Sin prisa
Sáenz de Santamaría se limitó a constatar que la política antiterrorista del Gobierno de Rajoy sigue en el mismo punto de siempre y que no tienen prisa en moverse un ápice hasta que ETA anuncie su disolución, deje las armas y desaparezca. Es decir, el Gobierno apuesta por la persecución de los terroristas, la aplicación a rajatabla de la ley -también en política penitenciaria-, la ausencia de un solo gesto o guiño hacia la banda terrorista -con quien no hay previsto diálogo alguno-, y el mantenimiento de la estrategia de cuarentena hacia las marcas políticas y los representaciones institucionales de la izquierda abertzale.
El ministro del Interior insistió en la política de firmeza cuando aseguró que el Gobierno «no va a bajar la guardia» frente a ETA, mientras que el número dos de los populares vascos, Iñaki Oyarzabal, reiteró la vigencia de la estrategia de cuarentena política cuando aclaró al lehendakari Patxi López que «no es compatible hacer guiños a la izquierda abertzale y pretender el apoyo del PP». «O elige a uno como compañero de viaje o al otro», advirtió, como hizo la víspera en el Parlamentro de Vitoria el líder del PP vasco, Antonio Basagoiti.
Francia, a través de Valéro, no hizo sino bendecir la política antiterrorista de Rajoy. «Esperamos, como España, que la organización terrorista anuncie un desarme completo de sus miembros y abandone la violencia», señaló, justo antes de aclarar que «vamos a seguir trabajando muy estrechamente con las autoridades españolas, como venimos haciéndolo desde hace años». «Francia está al lado de España y de su Gobierno para lograr el fin de la violencia», remachó.
El alineamiento incondicional francés con la política antiterrorista española también pudo querer terminar con cualquier duda sobre la posibilidad de que ambos gabinetes defiendan distintas estrategias ante la fase final del terrorismo. Son las dudas que surgieron cuando Sarkozy defendió hace unos días en Bayona la bondad del acercamiento de presos de ETA a Euskadi.
De hecho, esa hipotética fisura puede ser la razón de que la banda terrorista decidiese romper su silencio y dirigir su reclamación de diálogo a las autoridades francesas, consciente de que el Ejecutivo español no ha dado un solo síntoma de estar dispuesto a contactar con la dirección de ETA en los casi cinco meses transcurridos desde el anuncio de cese definitivo de la violencia.