LA PARCELITA

¡A LA COLA!

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Qué nos gusta una cola! Cuando salieron a la venta las entradas del concurso del Falla nadie dudó en echarse a la calle y pasar al pairo más de una noche en las inmediaciones del Gran Teatro Falla para, poco a poco, ir avanzando y poder adquirir las localidades para las diferentes sesiones. Luego, a los pocos días, vuelta a empezar, aparecieron las colas monstruosas y eternas para los cuartos y semifinales. Es cierto que en las colas se familiariza uno con los que están a su alrededor y al cabo de pasar horas, entre unos y otros, surgen amistades, y te enteras de la vida y milagro de casi todos los presentes. Si además añadimos las ocurrencias y comentarios que surgen entre todos no hay duda de que, las colas, son todo un espectáculo. En nuestra bendita ciudad hay colas para todos los gustos: para comprar churros en «la guapa», para comer pescaíto frito, pestiños, ostiones, erizos, berza, panizas o cualquier cosa que se ofrezca en las diferentes fiestas gastronómicas. En estas, en las del comer o beber de gañote, hay auténticos profesionales y los podemos identificar porque siempre salen airosos y suelen ponerse como «el Quico». No importa cuándo, dónde, ni cómo, pero siempre que hay un acontecimiento es inherente una cola. Pero lo que realmente me enerva de estas situaciones es la aparición de los listillos/as de turno que así, como quien no quiere la cosa, y poniendo cara de tonto/a van poco a poco infiltrándose en la paciente fila y, como por arte de magia, van ganando puestos para que cuando menos te lo esperes se haya colocado delante tuya. Estos/as son también auténticos profesionales del cuele y no distinguen sexo, edad o clase social, los hay para todos los gustos. Las colas, sin duda, son la salsa de cualquier acto o fiesta que se precie, que no se pierdan también, por favor.