Romney gana sin nervio en Ohio
Los católicos dan la victoria al candidato mormón en el Estado clave del SupermartesLos votantes se resisten a dar al exgobernador de Massachusets el empuje definitivo para proclamarle aspirante de los republicanos a la Casa Blanca
NUEVA YORK.Actualizado:«Voy a conseguir esta nominación», prometió el martes por la noche Mitt Romney a sus seguidores apretando los dientes. «No os voy a decepcionar». Había un extraño tono de desafío en la determinación de quien acababa de ganar seis de los diez Estados que se jugaban en este Supermartes pero es que los votantes conservadores no se lo están poniendo fácil. A esas horas Romney aún peleaba por el Estado más importante de la jornada, Ohio, que acabó llevándose por menos del 1% de los votos en una noche no apta para cardiacos.
Romney ganó ese Estado clave para llegar a la Casa Blanca a golpe de talonario, como ha logrado el resto de las victorias que se ha apuntado. Y pese a haber invertido cuatro o cinco veces más en anuncios de televisión que su principal rival, Rick Santorum, estuvo a punto de perderlo.
Santorum pudo haberle dado la vuelta a la campaña apuntándose esa victoria si en los últimos días no hubiera enfurecido a los católicos con un comentario que The New York Times calificaba en su editorial de ayer como «uno de los momentos más bajos de la política electoral de la era moderna». El ultraconservador dijo que cuando leyó con detenimiento el famoso discurso de John F. Kennedy sobre la separación entre la Iglesia y el Estado «quiso vomitar». Kennedy se convirtió en el primer presidente católico de EE UU gracias en parte a ese discurso, con el que dirimió los temores de que el Vaticano dictase la política de su gobierno, pero para Santorum la religión -o más en concreto, su religión- no debe separarse de las decisiones políticas sino inspirarlas.
Los católicos representan un tercio del electorado republicano de Ohio y dado que los votantes más religiosos tienden a dar su respaldo a este católico de extrema derecha, hijo de inmigrantes italianos, es fácil deducir que de no haberlos ofendido podría haber capturado el 0,7% de los votos que le separó de Mitt Romney. Sin embargo, el exgobernador mormón de Massachusetts obtuvo un 9% más de católicos que él.
A Santorum le fue mejor en los Estados del sur, como Oklahoma y Tennessee, donde los evangélicos y protestantes representaron entre el 78% y el 84%. Por su parte Romney tuvo sus victorias más fáciles en los Estados más moderados, donde menos importa la religión del candidato, como Vermont y Massachusets. En este último, del que fue gobernador y llegó a competir con progresistas de alcurnia como Ted Kennedy, arrasó de tal forma que Santorum ni siquiera llegó a clasificarse para obtener delegados, la cuenta que realmente importa.Aunque habitualmente el partido se cuadra temprano ante el candidato que demuestra superioridad, para facilitarle las elecciones generales, ningún aspirante se convierte oficialmente en nominado hasta que reúne 1.144 delegados. La matemática para sacar la cuenta es tan compleja que los cálculos varían, pero según la CNN, Romney tiene 414, en comparación con los 166 de Santorum.
Rumbo al sur
Las competiciones del próximo mes no le favorecerán porque incluyen un ramillete de Estados del sur como Alabama, Mississippi y Louisiana y otros del interior como Kansas, Missouri y Pensilvania. A Romney solo le sonríen este mes los votantes de Puerto Rico, Hawai e Illinois, donde tampoco tiene nada ganado de antemano, pero su paciente suma de delegados le ofrece un camino claro hacia la nominación, si bien más amargo de lo que esperaba.
«Pocas veces un candidato ha parecido tan inevitable y tan débil a la vez», sentenció el columnista Rich Lowry en el periódico conservador 'The National Review'. Algunos como Sarah Palin incluso empiezan a saborear la posibilidad de que no logre su objetivo y se nombre en la convención a un candidato que ni siquiera haya participado en la campaña, como ella.