FUMADOR

Tema cansino que se está convirtiendo en uno de los «trentopi» de la fauna gaditana. Hay una denuncia y se inicia el típico vaivén cibernético que aporta más bien poco. Así que, cual mono del parque, daré mi opinión que poco añadirá porque me da la sensación de que este es uno de esos temas trascendentales en los que uno no modifica su postura.

Y lo digo porque yo la he modificado. Tras veintimuchos años fumando, trabajando en bares apestados, en locales nocturnos cerrados, asistiendo a clase con mi paquetazo de ducados y devorando las colillas de mis compañeros, ahora no soporto el humo, «¡qué le vamos a hacer!».

De lo que sí que me acuerdo es de que yo pensaba que los fumadores éramos más sociables, más felices, en fin, mucho más «guayses» que los amargaos de los no fumadores. Hoy sé que es mentira, estaba mintiéndome vilmente, igual que los ultraobesos de 200 kilos que dicen ser felices y no lo son, los bebedores que dicen que tres «cubatasso» no les afecta, etc.

Hace poco fui a Portugal y cuando entré en una cafetería y la vi llena de humo me pareció estar en un país tercermundista. Pues sí, lo mismo que me ocurre cada vez que voy por Cádiz y veo cómo los fumadores aprovechan las terrazas cerradas, los pabellones, las puertas de los institutos y cualquier rincón no vigilado para llenarlo de humo en diez minutos. Y no digas nada, que eres un intolerante amargao.