USA: la carrera sigue abierta
Contra una cierta tradición, este supermartes deja la competición con las espadas en alto
MADRIDActualizado:Se cuenta que el general Eisenhower, presidente de los Estados Unidos entre 1953 y 1961, decía irónicamente que ganar la carrera presidencial le resultó más arduo que ganar la II Guerra Mundial en Europa…. pero él era un militar al que el stablishment republicano tuvo que ir a buscar a su casa para ganar las elecciones al gran candidato republicano que era Adlai Stevenson.
Y las ganó, y por dos veces y al mismo hombre, proeza que no está todavía al alcance de Mitt Romney quien, aunque recibió ayer el mayor número de delegados entre los aspirantes republicanos que concurrieron en diez estados, deberá emplearse muy a fondo para ser el ganador en la Convención republicana de agosto en Tampa (Florida) y recibir la investidura.
Romney ha dado un gran paso en ese sentido: ganó por solo un punto en Ohio: 38 por ciento contra el 37 para Rick Santorum. Un buen resultado en una pugna convertida en un test decisivo porque es un estado con peso y en el que, según una estadística sin excepciones, nunca hasta hoy ha ganado la presidencia un republicano sin haber vencido antes allí en la primaria. Romney ganó además en otros cinco estados (Alaska, Idaho, Massachussets, Vermont y Virgina) Santorum en tres (Dakota del Norte, Oklahoma y Tennessee) y Newt Gingrich solo uno, su Georgia natal.
El nivel nacional
La decena de estados que elegían – Alaska, Idaho y Dakota del Norte en caucus y el resto en primaria directa con recuento secreto – da una buena muestra de variedad, composición social, actividad económica y tradiciones religiosas, pero con una limitación: ninguno provee tantos delegados como los estados muy grandes o muy poblados. Por ejemplo, California tendrá en juego 172, Texas, 155 y Nueva York, 95.
El equipo de campaña Romney se dice seguro de que en las grandes aglomeraciones industriales con sociedades de tonalidad más liberal, el republicano medio le preferirá… aunque sea por razones puramente prácticas, es decir, pensando sobre todo en el objetivo final de crear el candidato mejor colocado para batir a Obama en la elección decisiva, el seis de noviembre.
Por cierto, y a día de hoy, ese sensato cálculo no se confirma en Texas, donde Rick Santorum ganaría ahora por goleada y haría de Romney … el tercero, porque según los sondeos Gingrich sería segundo. Las encuestas encuentran también que Santorum derrotaría a Obama allí en la elección nacional, contradiciendo la extendida tesis de que gran parte de los votantes republicanos votarán a Romney pragmáticamente porque se le percibe como el único aspirante de su bando capaz de ganar. La tasa media ponderada de Real Clears, unánimemente utilizada por los medios, da hoy ligera, pero sostenida ventaja al demócrata y se remite prudentemente a la situación de “empate técnico”.
La lección del día
El resultado de la jornada de ayer está claro: ha confirmado el pronóstico, muy extendido, de que, contra una cierta tradición, este supermartes deja la competición con las espadas en alto, lo que es infrecuente y solo fue entrevisto y finalmente anticipado tras los reveses que la campaña de Romney sufrió tras su impulso inicial y, sobre todo, con la irrupción de un candidato inesperado, que parecía simbólico y sin porvenir, Rick Santorum.
Eso es en términos estadísticos, pero lo verdaderamente notable es lo que revela el dato de Texas anotado antes: aunque ese gran estado es tradicionalmente republicano y más conservador que la media, la victoria eventual de Santorum (por casi treinta puntos sobre Romney) parece probar que él ha venido… para quedarse. La dimensión moral, abiertamente religiosa, pero sin exclusivismo (él es católico) está jugando un papel mayor de lo previsible y eso es un síntoma de cambio social de envergadura que no cabe analizar aquí.
Y, finalmente, ¿estas son buenas o malas noticias para Obama, sin problemas de discusión de su candidatura en el campo demócrata? El fenómeno Santorum y la apreciable cantidad de votos que recibe Gingrich indican que Romney tendrá serios problemas para ganar el entorchado de candidato pero todavía se cree que lo conseguirá y que ese votante medio que no está afiliado, el célebre centro-derecha, el llamado republicano tipo Eisenhower, por volver al general, aun inclinará la balanza de su lado. Obama, a no dudarlo, preferiría a Santorum o a Gingrich enfrente, algo que recuerde al “Tea Party” y a la derecha radical que le detesta sin más…