Condenan al dueño de un chiringuito de Chipiona por ayudar en un alijo
La Audiencia cree que prestó a los narcos su todoterreno pero no participó en el delito, y le sentencia a solo dos años de cárcel
CÁDIZ.Actualizado:La Fiscalía pedía para Francisco P. de la R una pena de seis años y medio de prisión, pues consideraba que este chipionero, dueño de un chiringuito situado en la playa de 'Las Tres Piedras', participó activamente en un alijo de hachís que fue interceptado el 28 de abril de 2011 en dicha playa. Sin embargo, el tribunal de la Audiencia Provincial de Cádiz ha condenado finalmente a este hombre de 43 años a solo dos años de cárcel, pues cree que solo ayudó a los narcos, prestándole su todoterreno para acarrear la droga.
En la sentencia también se condena a cuatro años de prisión a tres ciudadanos marroquíes -Mohamed El Ferchem, Said Mensor, Echo Nordim- que fueron sorprendidos por la Guardia Civil mientras desembarcar la droga. Cuando los agentes llegaron a la playa, los marroquíes aún estaban sobre la lancha neumática en la que traían la droga, y aunque trataron de huir, no pudieron, porque la embarcación se había quedado varada y los motores no respondían. Uno de los acusados llegó a golpear a un agente que intentaba subir a la lancha. En la orilla, a unas decenas de metros del agua, hallaron un tractor, un remolque, varios fardos ya desembarcados y el todoterreno de Francisco, con las luces y el motor encendidos y atado al remolque. Varias personas salieron en ese momento huyendo. Un agente testificó, de hecho, en el juicio que una de ellas tenía los rasgos de Francisco, pero no podía asegurarlo.
Los agentes detuvieron a Francisco P. de la R. en su bar (a unos 50 metros de la orilla), donde estaban cantando, bebiendo y tocando la guitarra con unas diez personas. En el juicio solo testificaron tres, que declararon a favor de Francisco. Y éste también se presentó como inocente. Dijo que con la música no se percató del ruido de fuera y que posiblemente los narcos le robaron las llaves del todoterreno, pues solía dejarlas en la barra del bar. El tribunal de la Sección Primera no le cree y concluye que «sabía perfectamente lo que estaba ocurriendo fuera». Sin embargo, reconoce que no hay pruebas de que el chipionero participara activamente en el alijo en la playa, y considera que se «limitó a aportar su vehículo», por lo que le aplica una rebaja en la pena. En todo caso, le condena 3,7 millones de euros como multa.