QUE SE SEPA
Actualizado: GuardarS i la mano izquierda no tiene que saber lo que hace la derecha ni la derecha lo que hace la izquierda, tal vez y sólo tal vez, el que se sienta frente a nosotros sí debe saber lo que hacen ambas..aunque sea en contadas ocasiones. Las cofradías, los cofrades, ya hace bastante tiempo que vamos mucho más allá de sacar un paso a la calle, más allá de la devoción a una imagen, del pan de oro, de bordados y de ser unos «capillitas2, calificativo que por otro lado quien lo emplee para ofender que sepa que a éste que escribe no lo ofende, muy al contrario, lo lleva a mucha honra.
Lo que nuestra sociedad llama ayuda asistencial y humanitaria ampliamente incardinada en el estado social, no es ni más ni menos que el pilar de la propia identidad cristiana del cofrade: El amor, la caridad con el prójimo. Y es que hay veces que se debe sacar pecho y decir alto y claro que las cofradías, nuestras cofradías están ahí cuando se las necesita; no sólo en los tiempos de crisis económica que vivimos sino desde hace ya bastantes años. Que no se dice por decir, que no es un tópico, que es una realidad viva de nuestras hermandades: La ayuda económica y no económica sino asistencial y presencial a quien más lo necesita.
Y no por ello somos menos cofrades, ni dejan de gustarnos nuestras cosas, pero ni se puede, ni se debe, ni se ha de tolerar que la realidad de nuestras cofradías se distorsione. La caridad, el amor bien entendido empieza, o debe empezar, por nosotros mismos. Sólo así podremos hacerlo llegar a los demás. Tenemos de modelo las primeras comunidades cristianas que todo lo ponían en común y al servicio de los otros.
Y no es vanagloria y no es ponerse medallas y no es nada por el estilo. Es la realidad, lo que hay, el día a día de nuestras cofradías en mayor o menor medida. Debe saberse, tiene que saberse porque para bien o para mal no es nuestra verdad, es la verdad y es tan real como una procesión en la calle. No presumimos de ello, no podemos presumir de nuestra identidad, simplemente esta ahí y es así. Y el que no se quiera enterar será por eso precisamente, porque no quiere o porque sencillamente no le interesa saberlo.