Es noticia:
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizCádiz
música | entrevista

Luis Pastor: «Cuando salieron los indignados sentí que ya no nos necesitaban»

El cantautor celebra cuatro décadas de "resistencia" con '¿Qué fue de los cantautores?', donde reivindica una figura "ninguneada" por la historia

ROSARIO GONZÁLEZ
MADRIDActualizado:

Luis Pastor es literalmente un verso cantado. El cantautor extremeño llega tarareando a todas partes, armado con una sonrisa perenne y un timple, una guitarra pequeña procedente del folclore canario y similar al ‘cavaquinho’ portugués del que gustaba acompañarse la ya desaparecida Cesaria Évora. Tras más de cuatro décadas dedicado al oficio de trovador, sigue anidando en los versos de Pastor el compromiso, la crítica y, por qué no, la autocrítica. No hay más que echar un vistazo al título del disco que saca mañana a la venta: ‘¿Qué fue de los cantautores?’ y que tiene su origen en la pregunta que los periodistas le formulan hasta el hartazgo. La respuesta la encontramos en el poema con el que comienza su nuevo trabajo: “De los muchos que empezamos, de los pocos que quedamos, de los que no se vendieron, de los que no claudicaron, de los que aún resistimos: aquí estamos. Cada uno en sus trincheras haciendo de la poesía nuestro pan de cada día”.

Para Pastor, la figura del cantautor se ha quedado en tierra de nadie: “Está catalogado como un tío coñazo que no tiene razón de ser una vez muerto Franco” y lamenta la falta de hueco en los festivales e incluso en la Academia de la Música, donde no existe un premio a la canción de autor. “Se le ningunea al cantautor desde todas las esferas y, cuando se reescribe la historia de este país, se le ha querido borrar del mapa de los años 70”, afirma Pastor, que rescata a Galeano para ilustrar el empeño en recuperar “la memoria boba” destacando la canción del verano y obviando a su juicio “la memoria viva de generaciones que se criaron con la canción de autor y les abrió una ventana a la poesía, a la cultura y a la formación social y política”.

Recuerdos de décadas en las que el oficio de cantautor se movía en crisis cíclicas y, año sí, año también, se declaraba la muerte clínica de la canción política: “Un día ya no me querían y, de repente, me piden hacer de ciego en un programa de televisión cantando canciones políticas y arraso en todos los hogares”. Rememora así uno de sus momentos de gloria, una época en la que la conversación del café de los lunes versaba sobre qué había cantado el ciego el domingo y las revistas del corazón se acercaban a la chabola del Cerro de Tío Pío, en el madrileño barrio de Vallecas, donde moraba Pastor junto con otros compañeros. Pasó la década de los 80 y, en los 90, “los raperos ocuparon la parcela de panfleto y crítica social y política que pertenecía a los cantautores”, recuerda Pastor, padre de un chaval de 17 años “rapero y cantautor, que compone, escribe y me ha hecho escuchar a un montón de chavales con muchas cosas que decir”.

Y ya son cuatro las décadas que lleva Pastor “resistiendo” en la libertad de un oficio de éxito voluble y esquivo, reinventándose incluso en la era de Internet, donde el verso recitado con el que da comienzo su disco triunfa con 135.000 visitas inesperadas. La red global, admite, le pilla un poco a desmano, aunque la reconoce como imprescindible para movimientos de protesta como el 15-M. Una iniciativa que admira y que incluso suscribe como ‘yayoflauta’, aunque destaca las diferencias: “Cuando salieron los indignados sentí que no nos necesitaban. Nosotros fuimos la punta de lanza en los 60 y los 70, pero en un entorno de democracia le corresponde a toda la sociedad dar una respuesta, no a un individuo ni a dos”. Por lo pronto, el artista extremeño continúa su camino, un largo proceso de aprendizaje en lo musical y en lo poético que lo ha llevado a toparse con una expresión propia y que refleja en un disco en el que deja fluír los sonidos de su niñez: “Canto desde un bolero hasta un fado, pasando por el chotis”, enumera el artista. “¿Que si es rentable ser cantautor?”, sopesa el cantante, “nunca lo he medido por lo económico, por la fama o por el reconocimiento, sino por haber podido vivir de la canción y no tener jefe. Lo que es rentable es la libertad”.