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Bruce Springsteen, con su guitarra Fender. / Archivo
MÚSICA | DISCO

La nueva cruzada de Springsteen

El 'boss' coloca la avaricia y la corrupción en el centro de la diana de 'Wrecking ball'

ÓSCAR BELLOT
MADRIDActualizado:

"Allá donde ondee esta bandera, nosotros cuidamos de los nuestros / De Chicago a Nueva Orleans", canta Bruce Springsteen en el primer tema de su nuevo trabajo. "El jugador lanza los dados, el trabajador paga las facturas / Todo es cómodo y fácil en la colina de la banca / En la colina de la banca la fiesta se está volviendo intensa / Aquí abajo estamos encadenados y cautivos", proclama en el tercero de los cortes.

Son muchos los políticos que han anhelado presentarle como uno de los suyos. Pero él sigue empeñado en enarbolar únicamente la bandera de la gente que realmente le importa, los millones de ciudadanos que tratan de abrirse paso en un mundo cada vez más hostil, los americanos que aún creen en la grandeza de su país pese a ver a cada paso que dan cómo proliferan sus miserias. Y más en tiempos de confusión, pesimismo y sentimiento de declive del imperio como los que corren hoy en día.

Apenas tres años después del lanzamiento de 'Working on a dream', Springsteen publica 'Wrecking ball', su decimoséptimo álbum de estudio. Entonces, el sueño apenas acababa de comenzar. Obama había tocado a rebato y el rockero acudió presto en su ayuda. La imagen del país de las barras y las estrellas había quedado duramente golpeada por la gestión de Katrina, el escándalo de Abu Ghraib y el limbo legal de Guantánamo. También por el desplome de Lehman Brothers y su efecto dominó. Tocaba levantar el ánimo y abrazar la esperanza.

Referente

Hoy ese sueño parece haberse evaporado. Mas cometería un error quien interpretase 'Wrecking ball' como una suerte de desquite. El autor de 'Born in the USA' ofrece, a lo largo de los once nuevos temas de que consta el disco -también hay una edición especial con dos cortes extra-, mensajes para todos los gustos.

Producido por Ron Aniello, viejo conocido de la señora Springsteen, Patti Scialfa, el nuevo trabajo del 'boss' es en realidad un compendio de los caminos por los que el más digno heredero de Dylan se ha aventurado en los últimos -y no tan últimos- tiempos. Para ejecutarlo, se ha rodeado de miembros de la E Street Band -incluyendo a Clarence Clemons, fallecido hace unos meses-, pero también de otros colaboradores de lujo como Tom Morello (Rage Against The Machine).

Su referente más directo hay que buscarlo en 'Nebraska', el disco de 1982 en el que Springsteen lanzaba una descarnada mirada a esos americanos cuyo sueño consistía apenas en la mera supervivencia mientras otros se embolsaban millones jugando a la ruleta de la bolsa. Unos pocos ganadores y millones de perdedores. Tiempos duros para la mayoría y afortunados para una privilegiada minoría. Como ahora.

Cabreado

Springsteen está cabreado, y quiere dejarlo claro. Harto de los Gordon Gekko de turno, pone la avaricia y la corrupción en el centro de su diana. Ejecuta su certero disparo en temas como 'Easy money', de espíritu folk y tintes gospel; en 'Shackled and drawn', donde late su querencia por el country folk en la línea de Woody Guthrie o Hank Williams, que le sirve en este caso tanto para denunciar los valores imperantes en la cima del capitalismo como para exaltar a quienes se resisten a entrar por el aro y siguen defendiendo su libertad, conscientes de que para ello han de portar una sucia camiseta -"que trabaje un hombre, ¿es eso tan malo?", se pregunta-; o en 'Jack of all trades', donde plasma la desorientación en que se ve sumido el currante en los tiempos que corren, la sensación de ser aprendiz de todo y especialista de nada, de estar teniendo que reciclarse constantemente, de ver como "el banquero sigue engordando" y "el trabajador sigue adelgazando", aunque, matiza, con el optimismo que siempre deja filtrar en sus discos, "todo esto ya ha ocurrido antes y volverá a ocurrir", lo que le permite gritar que, pese a los sufrimientos que estén por venir, "estaremos bien". También lanza sus envenenados dardos contra los "codiciosos ladrones" cuya acción ha dejado un escenario devastador en esas calles que retrata en 'Death to my hometown'.

El baño de esperanza lo deja para el final. Cortes como 'Land of hope and dreams', con su tranquilizador mensaje sobre un mundo en el que la oscuridad habrá desaparecido, los sueños no se frustrarán y las campanas de libertad resonarán; o 'We are alive', conmovedor homenaje al espíritu de resistencia de los desheredados: los obreros que hubieron de soportar toda suerte de padecimientos con el fin de legar un mundo mejor a sus hijos, los defensores de los derechos civiles que soportaban todo tipo de vejaciones mientras gritaban "libertad", los inmigrantes que se dejan la vida tratando de cruzar la frontera en un desesperado intento de arañar un pedacito del 'sueño americano'.

Todos ellos tendrán su espacio en el 'Wrecking Ball World Tour 2012', que arrancará el 18 de marzo en Atlanta y que incluye seis citas con el público español.