Tormenta en la calle
El derecho de manifestación no debe ser aprovechado por violentos y radicales
Actualizado:Acierta la delegada del Gobierno en Valencia cuando asegura que no hemos de permitir que los violentos se hagan con la calle. Pero acertar en el diagnóstico no es dar con la solución. Lo que se afirma es algo que populares y socialistas sostienen con desigual contundencia y con un resultado que no esconde una fuerte división. Y así perdemos todos. España tiene problemas, la mayoría están en el germen de las protestas y algaradas. Todo hace indicar que continuarán, así nos lo dice el desalentador dato del paro de febrero. Vienen tiempos que Rajoy detalla como «duros, ingratos y difíciles». En el corto plazo no iremos a mejor, por lo que sería muy conveniente que Gobierno y oposición proyecten ante la opinión pública unidad de acción frente a los violentos y radicales. Es razonable que al Gobierno le preocupe la imagen de España, más cerca de Grecia que de un país normalizado que tiene problemas. Algo hacemos mal cuando los desordenes callejeros se instalan en las páginas de un diario como 'The New York Times'. De la crisis saldremos ajustando el déficit y creando empleo al mismo tiempo que demostramos al mundo que somos un país seguro y fiable. Eso y no otra cosa es lo que está en riesgo. Los sindicatos, tan activos, y el PSOE, tan diligente, tienen su parte de responsabilidad en el desastre económico que vive el país. Por eso no está de menos la llamada al sosiego y la contención. Con independencia de la fortaleza del Gobierno, muy respaldado en el Congreso por la voz de la calle que son los votos, el momento actual envía mensajes urgentes a aquellos que tienen el derecho de convocar manifestaciones y a los que han de velar porque su desarrollo sea normal y pacífico. También a los sindicatos y colectivos estudiantiles obligados a diferenciarse de los antisistemas, dueños del desorden y la confusión. Solo cabe inteligencia y oportunidad. Pero no la hay cuando la ciudadanía asiste atónita a las acusaciones que desde una parte del PP se la hacen al PSOE de estar sacando réditos de la violencia callejera. Contención y sosiego. Urge trasladar el único mensaje posible: no hay lugar para la violencia.