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MUNDO

Putin avanza hacia el trono del Kremlin

El primer ministro prepara su vuelta a la Presidencia en unos comicios bajo sospecha

RAFAEL M. MAÑUECO CORRESPONSAL
MOSCÚ.Actualizado:

Vladímir Putin se dispone a recuperar el trono del Kremlin y a dirigir Rusia con firmeza durante un nuevo mandato presidencial, esta vez de seis años, sin sombras ni cortapisas. El todavía jefe del Estado, Dmitri Medvédev, se quitó de en medio en septiembre del año pasado aduciendo que el índice de popularidad de su mentor es más alto que el suyo. Tiene prometido, no obstante, el cargo de primer ministro.

Este intercambio de papeles, después de cuatro años dando falsas esperanzas de que Medvédev continuaría como presidente con un programa modernizador y aperturista, fue precisamente lo que provocó la indignación general y condujo a las multitudinarias protestas que se desencadenaron en diciembre y que van a continuar en los próximos días.

Y es que el monolítico entramado que Putin edificó tras aparecer en escena hace ya casi 13 años amenazaba con derruirse. El atípico montaje bicéfalo de su tándem con Medvédev estaba causando un peligroso desdoblamiento en la Administración y en el conjunto de la sociedad. Pero lo más grave de los últimos años, a juicio del director del Centro Carnegie de Moscú, Dmitri Trenin, ha sido el aumento de la corrupción. «Nunca antes había llegado a los niveles actuales», reconoce Trenin. Esta lacra es responsable de las enormes diferencias sociales existentes en Rusia y de que la población se reduzca cada año en un millón de personas.

La mayor parte de los expertos sostiene que Rusia está estancada y necesita una renovación en profundidad de su sistema político y su economía. También de su legislación. Los problemas se han acumulado y, por lo que se ve, Putin no está dispuesto a dejar que los solucione Medvédev. Ni siquiera manteniendo el tándem en su versión actual, ya que cuando el zar recupere el cetro su delfín pasará a ser una pieza más, supeditada a su mecanismo. Incluso si cumple la promesa de ponerle al frente del Gobierno.

Putin recibió a finales de los 90 de la mano de su predecesor, Borís Yeltsin, un Estado en quiebra, debilitado, desmoralizado y avasallado por las tropelías de los comandantes militares del islamismo checheno. Fue promovido por la llamada «familia», el círculo de poder formado por Tatiana, la hija de Yeltsin, y varios oligarcas, entre ellos Borís Berezovski, exiliado en Londres.

Su misión era poner orden en Rusia, pero permaneciendo fiel al núcleo yeltsinista y sin tocar sus privilegios. Cumplió el encargo solo en parte y se rodeó además de sus antiguos camaradas de los servicios secretos, personas para quienes la palabra democracia es sinónimo de desorden. Llegaban ávidos de poder y riquezas porque en la época Yeltsin habían permanecido en un segundo plano mientras otros participaban en la bacanal de las privatizaciones.

Gracias a su imagen de hombre duro y a la reanudación de la guerra en Chechenia, la popularidad de Putin se disparó. La mantuvo pese a la mala gestión de episodios como el hundimiento del submarino nuclear 'Kursk' o las tomas de rehenes en el teatro Dubrovka o en la escuela de Beslán, en Osetia del Norte.

El entonces presidente de Rusia aprovechó el enorme apoyo que tenía para acometer la tarea de desmontar el sistema de libertades surgido en la época del último líder soviético, Mijaíl Gorbachov, perfeccionado después durante los dos mandatos de Yeltsin. Los principales medios de comunicación del país fueron puestos bajo el control de empresas afines al Kremlin, la Justicia dejó de ser independiente, fueron suprimidas las elecciones de gobernador y se crearon condiciones leoninas para la legalización de partidos políticos y su participación en los comicios.

Durante esa etapa, el dueño de la petrolera Yukos, Mijaíl Jodorkovski, fue encarcelado por financiar partidos de oposición mientras los «enemigos del régimen» (Anna Politkóvskaya, Alexánder Litvinenko y una larga lista de periodistas, políticos y defensores de los derechos humanos) eran perseguidos y asesinados.

Paralelamente, se puso en funcionamiento un mecanismo destinado a manipular los resultados de cualquier convocatoria electoral en favor de Rusia Unida, el partido del poder. Ese mismo mecanismo se ha aplicado en las legislativas del pasado 4 de diciembre, según denuncian unánimemente la oposición y los observadores independientes. Muchos creen que hoy también entrará en funcionamiento la maquinaria del fraude para lograr que Putin venza sin tener que ir a una arriesgada segunda vuelta.

Putin aumentó aún más sus adhesiones durante su segundo mandato (2004-2008) gracias a los enormes ingresos provenientes de la venta de petróleo, gas y otras materias primas. El país creció a un ritmo por encima del 7% del PIB anual y así hasta que comenzó la crisis en 2008. Al no poder presentarse a un tercer mandato consecutivo, el mandatario cedió la Presidencia a Medvédev. Ahora vuelve al poder absoluto y en su programa se vislumbran pocas cosas nuevas. Cree que siempre hizo todo bien y hay poco que cambiar.