El PSOE, según Amaral
Actualizado: GuardarDefinitivamente, a los socialistas españoles les gusta Amaral. Lo mismo han recurrido al dúo aragonés para elaborar el programa electoral que mañana presentarán de cara a los próximos comicios andaluces. Si en su día, Rubalcaba, cuando actuaba como portavoz socialista en el Congreso, citó con gran polémica la canción ‘Sin ti no soy nada’, en el acto de presentación de la candidatura del PSOE por Cádiz, la candidata número 6, Raquel Arenal, aludió a otro de los cantables del grupo. Esta vez, se trataba de ‘Revolución’, que a mí me da la impresión de que iba más por el espíritu del 15-M, que va a celebrar su cumpleaños prácticamente sin 15-M en media España, que por el de la capa caída de la socialdemocracia española.
Amigos para siempre, podría haber sido la banda sonora del fueron felices y comieron perdices que el pasado viernes recorría la espina dorsal del aula magna de la Facultad de Empresariales en donde José Antonio Griñán, actual presidente de la Junta, sonreía junto pero no revuelto junto a su predecesor Manuel Chaves, que apareció como un cameo inesperado en el evento. Allí estaban, juntos como una piña, Luis Pizarro, el primer candidato gaditano, y Francisco González Cabaña, el secretario general del PSOE en la provincia. Quienes les vieron, aseguran que supieron medir su cordialidad, de manera que no pareciese en exceso forzada.
Griñán y Chaves ya habían coincidido el martes anterior, el 28-F, durante la comedida recepción que siguió, en el Palacio de San Telmo, al acto oficial de entrega de las medallas y del nombramiento de hijos predilectos de Andalucía. También estuvieron allí los otros dos presidentes habidos en los últimos treinta años de autonomía andaluza, Rafael Escuredo y José Rodríguez de la Borbolla. A todos ellos aludió oportunamente el actual titular de la presidencia autonómica durante su discurso oficial, en un Teatro de la Maestranza ornado por un mural gigantesco del monumento a la Constitución de Cádiz que colgaba como forillo de la ceremonia. Las palabras de Griñán buscaban recobrar el espíritu de aquellos años intrépidos pero que no pegaba demasiado con los indicadores de las últimas encuestas, que seguían vaticinando la victoria del PP en las autonómicas del próximo 26 de marzo, aunque las distancias parezcan recortarse a base de tijeretazo y declaraciones risueñas de Cristóbal Montoro.
Ese día, Arenas prefirió ausentarse del Teatro de la Maestranza y de los fastos oficiales, para obtener sus fotos en solitario en un acto propio que siguió a la puesta de largo de la candidatura de su partido por Cádiz, justo el día anterior. Quizá hubiera sido la capital gaditana, en esta ocasión, el lugar más indicado para celebrar el día de Andalucía en pleno bicentenario de La Pepa. No hubo tal, aunque por los predios sevillanos se dejaron ver numerosos gaditas, en su mayoría socialista, aunque también apareciera Ignacio García, de IU, junto con el coordinador general de dicha coalición andaluza, Diego Valderas. Allí, en los corrillos del palacio presidencial, su anterior inquilino Manuel Chaves parecía relajado y muy a gusto en su entorno inmediato, mientras evocaba entre los suyos una nueva y reciente visita a San Roque, la localidad donde sigue residiendo su familia política. Tampoco medió grandes palmadas en la espalda entre el anterior presidente del partido, también depuesto en dicho rango por Griñán tras el reciente congreso, y los fieles a Griñán, como su actual consejero de Gobernación, Francisco Menacho, o el crítico alcalaíno José Luis Blanco. Claro que el retrato robot de las relaciones entre el socialismo andaluz y gaditano había que medirla ese día no tanto en las presencias sino en las ausencias. Demasiadas sillas vacías para un momento en el que la unidad de los socialistas hubiera merecido una instantánea más concurrida. Un buen ejemplo sería el de la parlamentaria gaditana María Cózar quien, a pesar de haberse visto descabalgada de la candidatura que optará a las próximas urnas blanquiverdes, estaba allí, reconciliándose con su retorno a la sociedad civil y a sus próximos proyectos, sin un mal gesto que delatara el más mínimo reproche.
En rigor, el cancionero de Amaral está lleno de títulos que podrían servir como hilo musical para la provincia de Visteon y del parque de las Aletas, para el paro que se dispara y las movilizaciones sindicales como catarsis. Los socialistas podrían tirar de muchas de sus composiciones. De su primer disco, por ejemplo, cuando Eva Amaral y Juan Aguirre aparecieron por primera vez por la provincia de Cádiz en la sala ‘La Nave’ de Algeciras, pueden recurrir a temazos como «No existen los milagros», «Dile a la rabia», «No se que hacer con mi vida», «Mercado negro», «Voy a acabar contigo» o «Lo que quiero oír de tu boca». Pero hay más: «Llegará la tormenta», «Toda la noche en la calle», «Salir corriendo», «No se sabe a donde va», «El blues de la generación perdida», «Perdóname», «Las puertas del infierno» o «Pájaros en la cabeza». En Cádiz, viéndoles de tan buen rollo, incluso cabría sugerirles «Son mis amigos». Los conservadores españoles también podrían sentirse fascinados por Amaral. Pero dada su política de recortes y la orientación de su pintoresca reforma laboral, al partido de Rajoy y de Arenas, parece atraerle más otro de sus éxitos: «Hacia lo salvaje».