PAROLANDIA

Un informe elaborado con motivo de la presentación del Plan Estratégico de Servicios Sociales, Igualdad de Oportunidades e Inclusión del Ayuntamiento asegura que Jerez es la ciudad con una mayor tasa de paro de Andalucía y la segunda de todo el país. Casi nada. Es el triste honor que tiene un municipio de algo más de 210.000 habitantes, con 34.189 desempleados al cierre de febrero -614 más que el mes anterior- y que a este paso acabará siendo conocido como Parolandia, término que ingeniosamente acuñaba días atrás un compañero de la redacción de Deportes este periódico, Salvador Galván, para referirse a la situación que está atravesando la ciudad.

Fue, lógicamente, durante una conversación informal en un debate entre compañeros sobre lo que está sucediendo en Jerez. Comenzó en serio y acabó con pinceladas de humor, que en ocasiones vienen bien para referirse a estos asuntos. Y es que, según se apuntaba, la ciudad tiene ahora mismo todos los ingredientes para convertir su mayor problema en un atractivo turístico: manifestaciones diarias, acampadas en hasta cuatro puntos diferentes para reivindicar el pago de salarios, huelgas, persecuciones a políticos -la realizada al concejal Javier Durá a la salida de un supermercado quedará para la historia después de ser grabada en vídeo y colgada en Youtube-, protestas con disfraces, cortes de tráfico, quemas de ninots y, en definitiva, todo aquello susceptible de ser imaginado. Ya se ha visto, de hecho, a algún autobús turístico con extranjeros emocionados inmortalizando con sus cámaras el espectáculo.

Pero más allá de la guasa, la reflexión encierra una realidad de lo más amarga: Jerez está comenzando a ser conocida como la ciudad del paro y de los conflictos laborales. Diarios y televisiones nacionales ya la han presentado así y más de un compañero periodista llegado de Madrid con motivo del Festival de Jerez hace referencia a esa fama, una etiqueta nada beneficiosa.