Sociedad

El tábano de Beyoncé

La cantante no es la única celebridad con un animal bautizado en su honor. Schwarzenegger tiene un escarabajo; Michael Jackson, un cangrejo fósil hallado en Navarra, y Hugh Hefner, cómo no, un conejito

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Nuestros ojos profanos ven simplemente un tábano. O, peor aún, un bicho: un ser volador con sus seis patas, sus pelillos y sus ojos desmesurados al que quizá convenga, por prudencia, exterminar de un manotazo. Puede que, en un breve flash antes del contacto, o quizá al someter el cadáver a una autopsia superficial, nos llame la atención el amarillo vivo de la parte trasera, como un incongruente baño de oro, pero seguramente no le prestaremos mucha atención. La cosa parece ser muy distinta si se contempla el espécimen con ojos de entomólogo: el responsable de describir oficialmente la especie, Bryan Lessard, fijó la mirada en ese respingón culo dorado y vio a Beyoncé, la cantante. Es más, le vino a la cabeza la Beyoncé de hace diez años en el videoclip de 'Bootylicious', la canción de su antiguo trío Destiny's Child. «Fueron esos densos pelos dorados en el abdomen de la mosca -ha explicado- lo que me llevó a bautizarla en honor de Beyoncé».

En efecto, el insecto es un ejemplar de 'Scaptia beyonceae', un raro tábano australiano que fue recogido en 1981, justo el año en que nació la cantante, pero que estaba pendiente de descripción y carecía hasta hace un mes del correspondiente nombre científico. Los expertos de la Organización de Investigación Científica e Industrial de la Commonwealth lo han convertido ahora en «la diva de las moscas», a la vez que mostraban al mundo «el lado divertido de la taxonomía», la parte de la biología que se ocupa de clasificar los organismos. Para evitar confusiones, los científicos utilizan la llamada nomenclatura binomial, con una primera palabra que identifica el género y una segunda que concreta la especie, aprovechada en ocasiones para rendir homenajes camuflados en el genitivo latino.

Algunos bautismos honran a maestros o colegas eminentes, pero también se producen conexiones extravagantes: el paleontólogo Greg Edgecombe, uno de los científicos más experimentados en esta práctica, ha nombrado trilobites en honor a los miembros de los grupos Sex Pistols y Ramones -al bajista Dee Dee Ramone, por ejemplo, le corresponde el 'Mackenziurus deedeei'-, de Simon y Garfunkel y de varios 'beatles' y 'stones'. «¡Se olvida de dos especies australianas en homenaje a los hermanos Young, de AC/DC!», puntualiza el científico. La pregunta es inevitable: ¿por qué? «Era joven en esa época, tenía veintipico años. Ahora pongo nombres más conservadores. En parte era una reacción al hecho de tener un montón de especies que describir: si vas a poner nombre a dos especies en toda tu vida, probablemente te preocuparás por dar con algo extremadamente digno y propio, pero, si ya sabes que vas a describir cientos de especies, simplemente necesitas nombres».

Por mucho que los entomólogos encuentren «glamouroso» el tábano de Beyoncé, la verdad es que la mayoría de estas 'celebrities' del mundo animal no invitan precisamente al abrazo. Una de las claras excepciones es el conejo que homenajea a Hugh Hefner, detalle a cambio de una generosa donación, pero en general predominan de forma abrumadora los invertebrados: Harrison Ford, por ejemplo, da nombre a una mosca y una araña; George W. Bush, a un escarabajo (el entomólogo dice que fue un cumplido y que el propio presidente, entonces en el cargo, le llamó para agradecérselo); Arnold Schwarzenegger presta su germánico apellido a otro coleóptero, 'Agra schwarzeneggeri', que da la impresión de haber desarrollado potentes bíceps en algunas patitas; Kate Winslet y Fernando Sánchez-Dragó tienen también sus escarabajos; a Freddie Mercury le corresponde un crustáceo de su tierra natal, Zanzíbar, yAngelina Jolie y Nelson Mandela han acabado con sendas arañas. Hasta Adolf Hitler se tuvo que conformar con un humilde escarabajo ciego de medio centímetro que habita en varias cuevas de Eslovenia, el 'Anophtalmus hitleri': un coleccionista alemán le puso el nombre en 1933, cuando el político al que tanto admiraba acababa de alcanzar la cancillería. En pleno siglo XXI, hay neonazis dispuestos a pagar más de mil euros por un ejemplar o incluso a robarlo, como sucedió en el Museo Zoológico de Múnich.

El primer copulador

¿Las personas homenajeadas tienen que dar su consentimiento? «No es absolutamente necesario, pero sí una buena idea», apunta la doctora Ellinor Michel, de la Comisión Internacional sobre Nomenclatura Zoológica (ICZN), entidad encargada de resolver los conflictos y problemas que surgen en este campo. Beyoncé no ha dicho nada sobre su tábano de culo dorado, pero, en general, las reacciones suelen ser positivas. El actor británico John Cleese, por ejemplo, sí fue consultado para bautizar el 'Avahi cleesei', un lémur lanudo. Era un reconocimiento por la aparición de estos primates de Madagascar en sus películas 'Operación lémur' y 'Criaturas feroces', pero los científicos también encontraban cierta semejanza entre persona y animal: «Los lémures lanudos no saben andar, pero les gusta dar saltos tontos», aclararon. A Cleese se le vio entusiasmado con la noticia: «Prefiero esto que ser nombrado caballero», dijo. También al músico Frank Zappa le dieron un buen alegrón: «No hay nada que me haya gustado más que tener una medusa con mi nombre», escribió. Su caso es muy particular, porque el zoólogo italiano Ferdinando Boero le puso a la especie 'Phialella zappai' en un loco intento por conocer a su ídolo, que acabó convertido en amigo suyo e incluso dedicó un concierto completo en Génova a la medusa y su descubridor. Zappa, por cierto, debe de ser muy admirado en estos ambientes eruditos, ya que también está inmortalizado en una araña, con unas marcas negras que recuerdan a su bigotón, y en un género completo de pececillos.

Quizá lo de 'inmortalizar' resulte exagerado, aunque, quién sabe, puede que algún día nadie recuerde a Beyoncé y su memoria solo perviva en la denominación científica de la 'Scaptia beyonceae'. El divulgador científico David Attenborough repasó, en una divertida conferencia para la ICZN, sus sucesivos avances hacia la posteridad por esta vía: primero dieron su nombre a un fósil de plesiosaurio del que solo quedaba un molde de escayola; después, a un huidizo equidna que se consideraba extinto; y, finalmente, a un pez blindado de hace 380 millones de años. No sonaba muy prometedor, la verdad, pero este último, el 'Materpiscis attenboroughi', escondía una simpática sorpresa: «¡Es el primer ejemplo conocido de un vertebrado que copula! -llama la atención el naturalista- ¡Y está bautizado en mi honor!».