Mitt Romney levanta el pulgar tras conocer el resultado de las primarias en Michigan y Arizona. :: MARK BLINCH / REUTERS
MUNDO

Romney gana sin convencer en su tierra

Una ajustada victoria no consigue destacar al líder republicano como alternativa fuerte contra Obama

NUEVA YORK. Actualizado: Guardar
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Mitt Romney necesitaba ganar el martes en su Estado natal de Michigan y lo hizo. Pero la victoria fue tan ajustada que no logró disipar las dudas de que sea el favorito indiscutible y aún menos de que pueda vencer a Barack Obama en noviembre.

«¡Vaya noche!», suspiró aliviado cuando por fin se le atribuyó la victoria de Michigan, bien entrada la noche. «No hemos ganado por mucho pero hemos ganado, que es lo que cuenta».

Se equivoca. Lo que realmente cuenta son los delegados acumulados y en el caso de Michigan, donde se reparten proporcionalmente, su rival más cercano, Rick Santorum, que perdió por apenas el 3%, se llevará casi tantos como él. El primero que llegue a 1.144 cierra la nominación. Romney ha ganado seis de los once estados que han votado hasta hoy, con 472 delegados, pero solo el martes próximo se distribuirán más de 400 de diez estados en un sólo día.

El ex gobernador de Massachusetts sabe que Michigan, como la mayoría de los estados que se han disputado en febrero, tenían que haber sido los más fáciles para él. Por el contrario Santorum abrió brecha y se lo puso difícil. Lo que le espera ahora lo será aún más. Es muy posible que de los diez estados que se juegan en este Supermartes solo pueda llevarse Massachusetts, de donde fue gobernador, y Virginia, porque únicamente él y Ron Paul entregaron a tiempo los papeles para figurar en las candidaturas.

«Carácter moral»

Santorum le pisa los talones en Ohio, un estado obrero clave para ganar la Casa Blanca. De perderlo crecerían aún más las dudas de que sea un buen candidato para vencer a Obama, su principal activo. Muchos de los que votaron por él el martes en Michigan dijeron en las encuestas preferir a Santorum, pero votaron por Romney al creer que tiene más posibilidades de ganar las generales. Para un tercio de los votantes eso era lo más importante y el 56% de estos votó por Romney. Al igual que los que consideraban que la experiencia era la clave, mientras que Santorum se llevó a los que buscaban «un verdadero conservador» y alguien con «un fuerte carácter moral». Newt Gingrich practicamente no había hecho campaña ni en Michigan ni en Arizona, el otro estado que se disputaba el martes y donde Romney ganó con facilidad, gracias al apoyo de los hispanos y del aparato del partido, con el senador John McCain y la gobernadora Jan Brewer de su lado.

Eso no quiere decir que se pueda descartar al ex portavoz del Congreso, que tiene detrás al multimillonario de Las Vegas Sheldon Adelson dispuesto a financiar él solo su campaña si hace falta. Gingrich ha replegado velas en estas aguas del oeste y centro de EE UU que no le eran favorables, pero espera apuntarse importantes victorias en los estados sureños que se juegan el martes, incluyendo el suyo de Georgia, Oklahoma y Tennessee. Puede incluso que Alaska, donde la exgobernadora Sarah Palin ha lanzado el eslogan de «Irrita a un progresista, vota por Gingrich».

Sarah Palin desea que la batalla republicana se prolongue todo lo posible, convencida de que sirve para foguear al candidato, pero el aparato del partido empieza a preocuparse. A diferencia del duelo entre Obama y Hillary Clinton, que tuvo al país entusiasmado en torno a dos personalidades, aquí se está forzando a los favoritos a orillarse aún más a la derecha para ganar la candidatura. Y cuanto más a la derecha, más difícil será volver al centro para ganar las generales. «Espero que después del Súpermartes podamos aglutinarnos en torno a Romney y enterrar esta guerra», deseó la gobernadora de Arizona.