Serbia y Kosovo acercan posturas en un ambiguo acuerdo diplomático
ROMA.Actualizado:Un encaje de bolillos diplomático e incluso ortográfico ha permitido lo que parecía imposible, poner de acuerdo a Serbia y Kosovo, enfrentados desde el fin de la guerra en 1999, para empezar a normalizar sus relaciones. Ese año una intervención de la OTAN frenó la limpieza étnica de las fuerzas de seguridad serbias sobre la población albanesa, el 90% del total, y las expulsó del territorio, que quedó bajo administración de la ONU hasta que Kosovo declaró su independencia de forma unilateral en 2008. Ayer, tras un año de conversaciones patrocinadas por la UE y tres intensos días de negociación final en Bruselas, Serbia aceptó que Kosovo pueda por fin tomar forma como Estado y moverse con entidad propia en los foros regionales balcánicos, un total de 36. Podrá firmar acuerdos directamente, algo que hasta ahora hacía en su lugar UNMIK, la administración de la ONU. Era la más clara prueba de que aún seguía bajo tutela internacional tras cuatro años de teórica independencia. Serbia boicoteaba a Pristina o se levantaba de la mesa.
A cambio, el Gobierno kosovar ha aceptado figurar oficialmente a nivel internacional como 'Kosovo', y no 'República de Kosovo', para hacerse lo menos indigesto posible a Serbia. Un asterisco, que deberá acompañar siempre al nombre del país, ha hecho todo lo demás para contemplar los matices de cada parte y plasmar la ambigüedad real de este territorio. Aclara que sigue bajo el marco legal de la ONU pero, al mismo tiempo, que el Tribunal Internacional de Justicia (TIJ) ha reconocido su independencia, aunque de forma no vinculante.