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Usted se habrá enterado de la polémica levantada por los guiñoles de Canal Plus en Francia: esa gracieta de atribuir al deporte español en general un uso masivo de sustancias dopantes. Y quizás usted se haya enterado también de que un poderoso industrial francés, Alain Afflelou, se ha indignado tanto con la broma que ha decidido retirar su publicidad de ese programa. Afflelou es un fabricante de gafas. Y no cualquier fabricante: más de 30 años de trayectoria, más de 5.000 empleados, cerca de 1.000 tiendas repartidas por todo el mundo, 250 de ellas en España. Una cosa seria, vaya. Lo más relevante es el giro que esta decisión de Afflelou imprime al mundo televisivo. Hace solo unos pocos años, la eventualidad de que alguien hiciera presión sobre los contenidos de un canal a través de la publicidad era algo marginal, una de esas hipótesis que solo se ventilaban en foros de inconformistas radicales y que, por otro lado, normalmente se proponían como armas de los espectadores. Lo nuevo es que de la hipótesis se haya pasado al acto -es lo que pasó con 'La Noria'- y, sobre todo, que los protagonistas de la iniciativa no sean ya los espectadores, sino las propias casas comerciales. Cuando uno ve estas cosas desde la posición del que hace televisión, la primera respuesta es de temor a que se coarte la libertad de expresión. Ahora bien, hay otras posiciones igualmente legítimas: el espectador puede sentirse zaherido por el hecho de que programas indecentes sobrevivan gracias al apoyo comercial, y el anunciante puede sentirse perjudicado si sus mensajes vienen envueltos en contenidos que le repugnan. Lo que ha hecho ese francés de las gafas corresponde a este último apartado, con el importantísimo añadido de que, además, lo ha hecho a contracorriente de lo que quizá sea la opinión dominante entre su propio público. ¿Va a vender más gafas el señor Afflelou por este gesto? Seguramente no, incluso puede que se gane la antipatía de un público tan chauvinista como el francés. Pero aquí los principios han pesado más que el dinero. Y eso siempre es bueno.