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Bebés lactantes... adultos más sociables

Un estudio demuestra que la lactancia materna podría evitar que el niño desarrollara altos niveles de hostilidad en la madurez

LUCÍA PALACIOS
MADRIDActualizado:

Nuevamente vuelven a ponerse sobre el tapete los beneficios de la lactancia materna. Y una vez más las investigaciones proceden de los países nórdicos, donde más importancia dan a la maternidad y donde más facilidades tienen las mujeres para la conciliación familiar. Las ventajas sobre la salud que tiene en los bebés la lactancia ya están más que demostradas y sabidas, pero ahora empiezan a salir a la luz estudios que ponen también de manifiesto sus muchos beneficios psicológicos.

Un grupo de investigadores finlandeses ha llegado a la conclusión de que la lactancia materna podría evitar que los niños desarrollaran un alto nivel de hostilidad en la etapa adulta, tal y como se publica en un artículo en la revista especializada 'Journal of Psychotherapy and Psychosomatics'. Para llegar hasta aquí, partieron de la hipótesis de que alimentar con leche materna a un bebé podría protegerle de desarrollar una personalidad hostil en la etapa adulta.

Para comprobar su validez, eligieron aleatoriamente a un total de 1.917 bebés no prematuros. A sus padres se les pidió que informaran sobre el historial de lactancia materna de sus hijos y además revisaran la información de las tarjetas de registro personal que obtienen todas las madres de este país. Asimismo, la hostilidad se valoró con tres escalas en cuatro momentos diferentes: en 1992, 1997, 2001 y 2007, cuando los participantes del estudio tenían 21,5; 26,7; 30,8 y 36,9 años de edad, respectivamente. Después, se valoraron tres aspectos para calcular el nivel de hostilidad: la 'suspicacia', la 'paranoia' y la 'ira'.

Conclusiones

Los resultados mostraron que los bebés, la mayoría (un 88%) amamantados durante unos cuatro meses, presentaban una hostilidad media de 2,53 en la edad adulta, con la suspicacia (2,86 versus 2,68) y paranoia (2,36 versus 2,29) mayor entre los hombres y un nivel de ira superior entre las mujeres (2,38 frente a 2,62). Una lactancia materna más larga estaba relacionada con menos hostilidad materna durante el cuidado del bebé, menos ingresos familiares, mayor número de hijos y nacimiento más tardío de los hijos. De estas características familiares, la hostilidad en el cuidado de los hijos y los ingresos familiares bajos guardaban relación con una mayor hostilidad de los niños en su etapa adulta.

La situación marcada por la lactancia materna predice la hostilidad total, la suspicacia y la paranoia, pero no la ira. Aquellas personas que no recibieron leche materna tenían mayores niveles de hostilidad, sobre todo de suspicacia y de paranoia, en la etapa adulta que aquellos que fueron amamantados entre cuatro y seis meses.

No obstante, hay que resaltar que estos estudios todavía no son concluyentes y los propios autores recalcan que necesitarán más investigaciones para conocer mejor la relación entre la lactancia materna y la personalidad del adulto.