PAN Y CIRCO

PARQUE JURÁSICO

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Hay gente que se lo sabe montar muy bien. Habilidad en la que hay que mezclar el saber estar con ciertos conocimientos en la materia, un rostro con la textura del mármol, algo de suerte y que no falte mucho morro. Ingredientes afines a la figura de Ángel María Villar, el personaje que más he nombrado estos años y al que nunca jamás he dedicado un elogio. Su llamativa querencia por el sillón presidencial se hace, si cabe, más llamativa en estos tiempos tan preocupantes, pero Ángel Mari puede con ésta y con cualquier tempestad. No en balde, le contemplan la friolera de 24 años al frente de la RFEF. El nene llegó con 38 años a su despacho y allí ha cumplido 62 tacos, dispuesto a seguir dando guerra hasta los 66 porque ha sido reelegido por séptima vez en lo que podría calificarse como un sucedáneo de elecciones a máximo mandatario del fútbol. Felipe González, Aznar y Zapatero le recibieron en audiencia. Ahora, le tocará a Rajoy y me da la impresión que, a este paso, también lo jubilará. ¿Qué tendrá el poder para que un tipo presuntamente normal se aferre a él con la misma obsesión que un dictador de medio pelo? Lo curioso del caso es que estos inquilinos eternos siempre acaban recibiendo su recompensa a tan enfermiza obsesión por burlarse del obligado relevo generacional.

Ya le habrán preparado algún sillón a su medida en la UEFA, cementerio de elefantes con los estómagos agradecidos y a donde van a parar unos tipos que se ríen a carcajadas de la palabra crisis. Por cierto que, puestos a investigar, en el deporte español hay quien se atreve a superar el escandaloso registro de Villar. Les juro sobre la Sagrada Biblia que Carlos Gracia, presidente de la Federación de Automovilismo, ostenta su cargo desde el año 1984. Y es que ningún periodo de glaciación sería capaz de acabar con unos dinosaurios que tienen en España su particular 'Parque Jurásico'.