Ni la investigación ni los dos juicios han servido para esclarecer el crimen

Jerez Actualizado: Guardar
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Dentro de tres años y nueves meses –en noviembre de 2015– prescribirá el conocido como caso Juan Holgado. Y lo hará desnudando las deficiencias de una investigación policial y de una instrucción judicial muy criticadas por no haber sido capaces de encontrar a la persona o las personas que asestaron una treintena de puñaladas cobardes al joven jerezano en la gasolinera de Martín Ferrador en la que trabajaba. Será así si no se remedia antes, aunque parece difícil. Más bien casi imposible, porque en estos momentos no hay ninguna investigación abierta, para desesperación de la familia de la víctima.

La sentencia del Tribunal Supremo en 2006 afirmaba que varias personas, «tras acceder al interior de la tienda del establecimiento –gasolinera– sin violencia y por medio no aclarado», le asestaron –a Juan Holgado– una treintena de cuchilladas y robaron el contenido de la caja registradora –420 euros–, además de bebidas y tabaco. Los acusados, Domingo Gómez, Pedro Asencio, Francisco Escalante y Manuel Jesús Sañudo, fueron absueltos por segunda vez. El crimen sigue impune, por tanto. Incluso se ha decretado el archivo del caso después de que los análisis de la sangre encontrada en la escena del crimen descartasen que la misma correspondiese a ninguno de los cuatro. Es más, el informe correspondiente, fechado en 2009, señalaba que los restos analizados deben ser considerados como «anónimos», al no poder determinarse a quién (o quiénes) corresponden.

El asesinato de Juan Holgado conmocionó en su día a la sociedad jerezana y trascendió a todo el país. Se llegó a escribir un libro y a rodar una película dirigida por Benito Zambrano en la que se ensalzaba el papel del padre de la víctima, Francisco Holgado, que le valió que desde entonces fuese conocido como Padre Coraje. Se infiltró disfrazado en los bajos fondos de la ciudad y llegó a relacionarse con uno de los acusados. Pretendía conseguir pruebas o una confesión. Pero fue en vano pese a las numerosas horas de grabaciones logradas y que aportó al proceso judicial.

Él y sobre todo su exesposa, Antonia Castro, siguen clamando justicia allá donde les dejan.