Rajoy esconde hasta el último momento la nueva dirección del PP
Los populares encaran el congreso de Sevilla en el momento más dulce de su historia y sin conflictos internos
MADRID.Actualizado:Mariano Rajoy, centrado en sacar adelante su plan de reformas estructurales, apura su decisión sobre la candidatura para conformar el nuevo comité ejecutivo del PP que le presentó María Dolores de Cospedal a principios de semana. «Lleva varios días hablando y escuchando a mucha gente, pero no te extrañe que tome la decisión cuando se suba el viernes al AVE rumbo a Sevilla», comenta un miembro de la ejecutiva saliente.
Rajoy emplea el mismo celo y hermetismo que impuso en las semanas previas a dar a conocer a los ministros de su primer Gobierno. No tiene ninguna prisa. Afronta el XVII Congreso del PP en el momento más dulce del partido y sin ningún fuego interno que apagar. El anterior cónclave, que se celebró en Valencia en 2008, queda relegado al apartado de los malos momentos de la historia de esta formación, que cumple 36 años de vida.
La propia Cospedal desveló el lunes que seguiría compaginando la Presidencia de Castilla-La Mancha con la Secretaría General del PP. Quedan, por lo tanto, pocas incógnitas de calado por resolver. Una de las más importantes es conocer a los miembros que acompañarán a Rajoy en el comité de dirección, que se reúne los lunes en la sede nacional de la calle Génova. Fuentes del partido, con las reservas que aconsejan los precedentes, dan por segura la continuidad de dos de los tres vicesecretarios generales actuales Javier Arenas y Esteban González Pons. Presumiblemente también repetirá Ana Mato, aunque la ministra de Sanidad aún no habría recibido la confirmación oficial. La principal novedad sería la llegada de Soraya Sáenz de Santamaría en detrimento de Alberto Ruiz-Gallardón. La vicepresidenta del Gobierno atesora la máxima responsabilidad política y de coordinación del Ejecutivo, pero carece de poder interno.
Los estatutos del PP permiten a Rajoy arbitrar varias fórmulas. Puede optar por mantener las vicesecretarías generales, pero sin poder ejecutivo, con lo que le permitiría contar con varios miembros del Gobierno o recuperar la figura del coordinador general, que instauró José María Aznar en 1996 para mantener a Francisco Álvarez-Cascos como número dos del partido y del Gobierno. Cospedal, en principio, sería poco partidaria de esta opción, aunque sí quiere trazar cauces para aumentar la unidad de acción entre Gobierno y partido. La cúpula popular también pretende evitar la imagen de 'erial' que presenta ahora la dirección nacional, tras la incorporación al Gobierno de hasta ocho altos cargos del PP.
Balsa de aceite
El partido, en cualquier caso, es una balsa de aceite. Las contundentes victorias electorales de 2011 han contribuido de manera decisiva a certificar esta imagen de unidad. Atrás quedan las turbulencias de hace cuatro años, cuando Rajoy vio tambalearse su liderazgo en el intenso congreso de Valencia. Los movimientos soterrados para presentar una candidatura alternativa con Esperanza Aguirre o Juan Costa al frente no llegaron a cuajar, pero las derrotas de 2004 y 2008 dejaron tocado el proyecto 'marianista'.
Los pitos de entonces se convertirán este viernes en atronadoras palmas en Sevilla. Nunca antes el PP aglutinó tan altas cotas de poder. A la mayoría absoluta en el Congreso y el Senado, que permiten a Rajoy ocupar el palacio de la Moncloa con un amplio margen de maniobra, se une el control de 11 de las 17 comunidades autónomas, y el de las alcaldías de las principales ciudades, con la única excepción de Zaragoza. De hecho, el PP controla hoy por hoy siete de cada diez euros de gasto público.
Los congresos que PSOE y PP han celebrado este mes solo se parecen en una cosa, ambos se han celebrado en Sevilla. Los socialistas tuvieron que elegir entre dos candidaturas, pero para los populares solo existe una candidatura para presidir el partido, la que encabeza Rajoy que, sin duda, superará con crecer el 84,84% de los votos con el que fue elegido presidente hace cuatro años en Valencia.
«Comprometidos con España», este es el lema que han elegido los dirigentes populares para un congreso que también quiere servir de trampolín para que Javier Arenas y Mercedes Fernández se conviertan el 25 de marzo en presidentes de Andalucía y Asturias.
Los 3.172 delegados debatirán cinco ponencias, a las que se han presentado 1.501 enmiendas, alguna de ellas han generado cierta controversia, como la que pide defender la «normalidad» de los matrimonios homosexuales o como la que aboga por celebrar un proceso de primarias para elegir al líder del partido, como aprobaron los socialistas en su congreso de hace dos semanas.