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Uno de los condenados a su llegada a la Audiencia Provincial cuando fue juzgado. :: OSCAR CHAMORRO
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Condena de cuatro siglos de cárcel para los dos violadores de los 90

La Audiencia impone 246 y 160 años de prisión a los procesados aunque no cumplirán más de 25 por haber violado a nueve mujeres

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La calculadora hizo falta en la lectura de la sentencia que condena a los dos violadores que en los años 90 sembraron el terror entre las vecinas de la Bahía. La Audiencia Provincial les ha impuesto, sumando las penas de ambos procesados, a cuatro siglos de cárcel. Pero la realidad será distinta. Juan Baños y Fernando Plaza no podrán permanecer más de 25 años recluidos por estos asuntos, como contempla el Código Penal para aquellos delitos que no estén castigados por encima de los 20 años de reclusión y como así recoge expresamente el fallo de la Sección Cuarta. Con la reforma anunciada por el ministro de Justicia este plazo máximo de cumplimiento podría ser otro. Pero para estos dos agresores múltiples la posible instauración de la cadena perpetua revisable no llegará a tiempo.

Fernando Plaza González y Juan Baños Garrido fueron enjuiciados en enero por una decena de agresiones sexuales (nueve consumadas y una en grado de tentativa) denunciadas entre 1995 y 2000. Los ataques se produjeron en urbanizaciones alejadas del casco urbano de El Puerto y en Puerto Real. En una vista oral celebrada a puerta cerrada, los dos acusados, que se encuentran en prisión, se negaron a declarar aunque en la última sesión aprovecharon la oportunidad del alegato final para asegurar que son inocentes. Las defensas tenían poco margen de maniobra porque en casi todas las violaciones que les imputaban a sus clientes la investigación pudo recuperar restos de los que extrajeron sus perfiles genéticos. Unas pruebas que tienen un peso irrefutable en un procedimiento. Solo hubo un ataque donde no pudieron realizar esos estudios genéticos. Lo sufrió la única víctima de las nueve agredidas que era menor de edad. Solo tenía 14 años.

De las diez agresiones que fueron llevadas a juicio solo hay un caso que no se ha resuelto con condena. Se trata de un intento de violación que le imputaban a Juan Baños. Según el escrito de acusación del fiscal, el 4 de marzo de 1998 acechó a una joven en la urbanización portuense del Águila, pero la Policía le seguía los talones y una patrulla lo localizó junto a otro individuo en un coche. Cuando fueron a identificarlos, se dieron a la fuga. Después abandonaron el vehículo, que fue localizado por los policías, y en el interior hallaron un cuchillo y un pasamontañas. Los agresores no llegaron a tocar a la joven y el tribunal considera que estos hechos deben entenderse como actos preparatorios impunes. Pretendían cometer una violación, pero ni siquiera iniciaron la comisión del delito.

El caso Ricardi

A su compinche le caen 246 años por siete violaciones; mientras que a Juan Baños -que cumple una condena por haber abusado de la hija de su expareja actualmente- le imponen 160 por cinco de las diez agresiones discutidas en sala. Los dos procesados han sido sentenciados en aquellos casos donde se pudo recuperar sus perfiles genéticos, aunque los investigadores y las acusaciones tienen la convicción que actuaron siempre en pareja. En cuatro de las agresiones sí aparecieron restos con el ADN de los dos. Entre esos casos se encuentra aquel que llevó al portuense Rafael Ricardi a la cárcel, donde pasó 13 años por un delito que nunca cometió.

La víctima fue abordada por dos encapuchados la noche del 12 de agosto de 1995 cuando regresaba a su domicilio de la zona de Vallealto, en El Puerto. Fue violada por ambos. La chica identificó erróneamente a Ricardi como uno de los agresores (Fernando Plaza), con quien guarda ciertas similitudes físicas. Ese reconocimiento, que también efectuó por voz, supuso una condena contra el portuense. Sin embargo, años después y gracias a los avances en las técnicas de identificación de ADN, la Policía confirmó que en ese escenario había restos de dos perfiles genéticos y ninguno correspondía a Ricardi. A partir de entonces empezaría una carrera contrarreloj para excarcelar al falso culpable. El Estado le reconocería una indemnización de 550.600 euros, que el exreo recurrió por considerar insuficiente.

Las otras víctimas

Además de los delitos de índole sexual, a Fernando Plaza le condenan a ocho años de prisión por dos detenciones ilegales y a su cómplice a la mitad por uno de los dos delitos. En dos de los episodios violentos, las mujeres fueron atacadas cuando se encontraban con sus parejas. En los dos casos se repitió la misma pauta: el novio fue reducido y obligado a presenciar cómo su pareja era violada por los dos hombres. Estas víctimas colaterales reconocieron en sala que llevaban arrastrando secuelas psicológicas desde que ocurrieron los hechos.

La Audiencia ha fijado indemnizaciones de 50.000 y 60.000 euros para cada víctima que reclamó daños. Un dinero que no confían en recibir ante la más que probable declaración de insolvencia de los procesados.