BEETHOVEN VENCE AL FRÍO
Actualizado: GuardarVuelve el Ciclo 'Tiempo de cambios' con una nueva serie de conciertos, el primero de los cuales ha estado a cargo del pianista Josep Colom, que abordó un comprometido programa dedicado en su totalidad a Beethoven.
En la literatura musical se suele dividir la obra del compositor de Bonn en tres períodos, no siempre perfectamente definidos, y en este caso el intérprete escogió tres sonatas, pertenecientes a cada uno de estos períodos.
En primer lugar figuraba en el programa la Sonata nº 10, Op. 14,2, al parecer compuesta en 1798, que es un canto colorista sin ningún tipo de asperezas, que algún sector de la crítica ha comparado con un diálogo de dos amantes.
Siguió la Sonata nº 21, Op. 53 'Waldstein', conocida también con el nombre de 'La Aurora', compuesta entre 1803 y 1804, cuando Beethoven tiene ya 34 años, obra de mayor envergadura, que está considerada como la primera sonata concebida para un teclado de extensión moderna, hecho que unido a una inspiración ardiente y a la búsqueda de nuevas dimensiones tímbricas e inexplorados registros pianísticos, marcará el camino a seguir en su producción futura.
Cerraba el programa la Sonata nº 32, Op. 111, última de las compuestas por Beethoven, escrita entre 1820 y 1822, calificada como una de las cumbres de su producción musical, causando estupor en su época el que constara sólo de dos movimientos, llegando algunos a estimarla como incompleta. Para la crítica actual resulta inimaginable pensar en que se pudiera haber añadido algo más a esos dos movimientos, considerando que no hay música posible que mejore o amplíe lo ya escrito.
Las tres obras fueron expuestas con una gran claridad en las texturas, demostrando el intérprete sus cualidades para transmitir a sus oyentes estas partituras, tan distintas en su concepción y tan difíciles en su ejecución técnica, como, por ejemplo, la sucesión de tresillos de fusas de la tercera variación de la arietta que cierra la Sonata nº 32.
Fuertes y calurosos aplausos premiaron la excelente labor del pianista, que con su apasionada interpretación nos compensó del intenso frío que invadía la Iglesia del Carmen, baja temperatura que no impidió que se ocuparan todos los bancos de la misma.