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Mas rebaja el pacto
El Parlamento autonómico aprueba los presupuestos de la Generalitat gracias a la abstención de los populares El presidente niega haber sellado un acuerdo estable de legislatura con el PP
BARCELONA. Actualizado: GuardarEl Parlamento de Cataluña aprobó ayer las cuentas del Govern de Artur Mas. Como ya ocurrió en 2011, el concurso del PP fue decisivo para que los presupuestos. Salieron adelante gracias a los 61 votos a favor de CiU y las 17 abstenciones del PP. El resto de grupos votó en contra (52 diputados). Y fue clave también para que el Ejecutivo catalán pueda continuar con su política de austeridad, reflejada en las segundas cuentas de la era Mas en un nuevo recorte del gasto (del 3,8% en el conjunto de consejerías), lo que dificulta el entendimiento entre CiU y los partidos de izquierda, y en la creación de nuevas tasas (para los turistas, copago farmacéutico y canon del agua).
Igual que ocurriera el martes, cuando PP y CiU, por separado, presentaron el acuerdo por los presupuestos, las escenas que se vivieron ayer en la Cámara catalana volvieron a evidenciar que convergentes y populares han interpretado de forma muy distinta el alcance de su alianza.
Así, Artur Mas, que evitó ser excesivamente cariñoso con Alicia Sánchez-Camacho, para que luego no le recuerden lo del Majestic II, negó una vez más que haya sellado un pacto estable de legislatura con el PP (algo que sí interpretaron desde el PSC y ERC).
Mas se limitó a darle un apretón de manos a Camacho y poco más. Desde luego, no le concedió lo que la dirigente popular, que cada vez acapara más protagonismo político y mediático, le exigió desde la tribuna de la Cámara catalana: que reconozca que «ha escogido un socio parlamentario», según dijo la presidenta del PP catalán, que sacó pecho por haber evitado que «Cataluña haya quedado bloqueada». Mas descartó la palabra socio y se limitó a agradecer al PP, como hizo el Govern el martes, su sentido de la «responsabilidad».
El presidente de la Generalitat le indicó a Sánchez-Camacho que el acuerdo al que llegaron hace un año tenía fecha de caducidad. «Recordará que cuando hablamos de los presupuestos en 2011, el acuerdo podía tener continuidad con un esquema para 2012», expresó.
Pero no fue más allá en el tiempo y mucho menos contempló que pudiera extenderse para los otros dos años más que quedarán de mandato.
Y es que es a partir de 2013 cuando Mas quiere dar contenido a la frase que pronunció en su investidura, cuando dijo que esta será la legislatura de la «transición nacional catalana».
Solo temas económicos
En ese ámbito no tiene nada que ver con el PP, con quien se ha aliado circunstancialmente por afinidad ideológica en asuntos económicos (y otros como la ley del audiovisual, que ambos aprobaron ayer para suprimir la publicidad de la radio pública catalana y reducir la de TV3). CiU sí se encontrará en cambio con ERC e ICV, que ya se han mostrado favorables al pacto fiscal, la primera parada de esa transición nacional. Los que de momento no acaban de dar su apoyo al Govern en torno al concierto económico son los socialistas catalanes.
Un PSC que ayer expresó una posición muy crítica con la alianza CiU-PP, hasta el punto que el primer secretario de la formación, Pere Navarro, anunció que el lunes próximo propondrá a la dirección de su partido una «revisión de las relaciones» con la Federación nacionalista.
«Hoy -por ayer- es un día triste para Cataluña», dijo Navarro, porque a su entender Artur Mas «ha renunciado a liderar el país» para «entregarlo» al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy.