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CEOE aplaude la reforma laboral pero reclama más flexibilidadRechazo frontal del PSOE a la nueva legislación La reforma laboral se tramitará como proyecto de ley en el Congreso de los Diputados, donde encontrará el más frontal de los rechazos por parte de los socialistas. Así lo avanzó ayer el secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, quien adelantó que su grupo presentará una enmienda a la totalidad a una «mala norma» -dijo- que «da todo el poder a los empresarios».
La patronal entiende excesiva la prórroga automática durante dos años de los convenios una vez superado su plazo inicial de vigencia
MADRID. Actualizado: GuardarSatisfacción contenida aunque incompleta en la sede de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) tras la reforma laboral aprobada la semana pasada por el Gobierno. El presidente de la organización, Juan Rosell, aplaudió ayer la norma decretada por el Gobierno, al que felicitó por haber «cogido el toro por los cuernos» con su política de reformas estructurales, pero aprovechó una primera valoración de la nueva legislación laboral para dejar claro que no recoge todas las aspiraciones de los empresarios. Sobre los efectos de la reforma y el ansiado empujón al empleo, Rosell aclaró que no es «futurólogo», pero se mostró convencido de que llegará -siempre en función de cómo sople el viento de la economía- «después del verano o a final de año; no será mañana por la mañana».
Más optimista fue Pedro Barato, presidente de la Federación Española de Autónomos, quien aseguró que con esta reforma y si la inminente Ley de Emprendedores permite a los pequeños empresarios pagar el IVA solo cuando hayan cobrado sus facturas «se podrían crear hasta 1,5 millones de puestos de trabajo». El patrón de patronos dejó claro que la situación de «total emergencia» que vive la economía española requería pasos decisivos que, incluso, se han tomado con algo de retraso respecto a otros países como Alemania, que retocó su legislación allá por los ochenta.
Y para dejar bien clara su postura, recordó que, aunque este último giro normativo hace el número 36 desde la entrada en vigor del Estatuto de los Trabajadores y «va en la buena dirección», «a buen seguro tendremos que hacer más cambios».
Hay margen. En concreto, el que ofrezca la tramitación parlamentaria del real decreto. Y para ese proceso CEOE tiene previsto reunirse con todas las fuerzas políticas. Entre sus primeras demandas y a falta de mayor concreción, la patronal aspira a mucha más flexibilidad interna en las empresas. Y es que no les termina de convencer el recurso final al arbitraje cuando haya conflictos a la hora de alterar las condiciones esenciales de trabajo.
Hay otro aspecto que no gusta nada a los empresarios, así lo dejó entrever Jesús Terciado, el máximo responsable de Cepyme, y es el de la ultraactividad de los convenios. La reforma laboral prevé que la prórroga automática del pacto laboral se prolongue hasta dos años, un plazo excesivo para la patronal, que en los últimos tiempos ha sugerido como mucho seis meses para alcanzar un nuevo acuerdo entre la empresa y los representantes de los trabajadores. Reservándose sus cartas para la negociación con los grupos parlamentarios, Rosell insistió en que CEOE quiere «más claridad» de la que ofrece el texto del real decreto de la reforma laboral.
Consciente de que la crisis hace muy complicada (cuando no imposible) una rebaja de las cotizaciones empresariales -Cristóbal Montoro tendría aún más difícil cuadrar las cuentas públicas y, en concreto, las de la Seguridad Social-, Rosell no quiso dejar pasar la ocasión para recordar esta que es una de las más viejas reivindicaciones de la organización empresarial. Junto a él compareció Arturo Fernández, vicepresidente de CEOE y líder de la patronal madrileña, quien puso especial énfasis en que la futura Ley de Mutuas otorgue a estas empresas un papel esencial en la lucha contra el absentismo. Fernández no dudó en afirmar que ésta es «la mejor reforma laboral de la historia de la Democracia». « Los empresarios necesitábamos quitarnos muchas rigideces», concluyó.
Sobre la posibilidad de que el país se enfrente a un aluvión de despidos (ahora más fáciles y baratos), el presidente de la patronal negó la mayor. Y explicó que la reforma laboral permite que la «salida» de los trabajadores esté por fin en línea y con un coste similar a la de otros países europeos.
Y se felicitó porque ahora quedan mucho más claras las causas objetivas del despido, después de que en España los ajustes se hayan realizado (en contra de lo vivido en países como Alemania) siempre mediante despidos. A su juicio, lo «normal» sería que solo el 15% de las salidas fueran improcedentes, lejos del actual 60%. Rosell expuso la conveniencia de que se aborde «con tranquilidad en los próximos meses» la legislación sobre el derecho de huelga. «Tendría que tratarse sobre todo en los servicios públicos; no es posible que para defender los derechos de unos machaquemos los derechos del resto», sentenció.