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Arantxa Sánchez Vicario, en un momento de la rueda de prensa celebrada ayer en Barcelona. :: LLUIS GENE/AFP
Sociedad

«Mis padres me han anulado»

Arantxa Sánchez Vicario defiende su polémico libro en un multitudinario acto que acabó entre lágrimas. No admitió preguntas, pero leyó un punzante comunicado

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No pudo contener las lágrimas ni disimular la tensión que lleva acumulada. Arantxa Sánchez Vicario se enfrentaba ayer al partido más difícil de su vida. Una comparecencia pública ante decenas de periodistas, fotógrafos y cámaras de televisión para presentar su libro 'Vamos, Memoria de una lucha, una vida y una mujer' en el que ajusta cuentas con sus padres sin paños calientes. Ante el batallón de flashes, defendió los motivos que le han llevado a hacer pública sus desgarradora ruptura con su familia, a la que acusa de haberla explotado económica y psicológicamente. «Soy la misma persona de siempre, solo que ahora decido lo que quiero decir, que ya no quiero esconderme y seguir fingiendo una relación que no existe», aseguró Arantxa, con una voz que intentaba ser firme.

Llegó con el corazón encogido, envuelta en una nube de cámaras. «No había vuelto a ver a tantos periodistas juntos en una sala desde la última vez que estuve en las pistas». 130 profesionales esperaban respuestas. ¿Está realmente en la ruina? ¿qué dicen las demandas que ha presentado contra sus padres?. Para decepción y enfado de muchos, la mejor jugadora de la historia del tenis español se negó, de manera inexplicable, a responder las preguntas de la prensa. Se limitó a leer un escueto comunicado, cargado, eso sí, de punzante contenido y también de reflexiones muy íntimas, que le llevaron al llanto. «Os podéis imaginar lo doloroso que ha sido para mí publicar mis memorias, pero tenía una necesidad vital ¿Puede alguien pensar que yo no quería resolverlo todo por las buenas, y que se quedara todo en la familia? ¡Lo he intentado con todas mis fuerzas!», expresó con los ojos llenos de lágrimas.

No reveló detalles sobre las acciones judiciales emprendidas contra sus familiares porque «eso está en manos de los abogados». Dijo que ha presentado tres demandas ante los tribunales en las que pide explicaciones a sus padres sobre los 45 millones de euros que ingresó durante sus años de gloria y que supuestamente se han esfumado.

Ahora dice estar arruinada. Agobiada por una deuda con Hacienda de 3,5 millones de euros, a causa de una multa a la que fue condenada por tributar en Andorra cuando vivía en España. Una decisión que fue tomada «por su entorno», según se excusa la exjugadora que se siente «estafada» por su padre, a quien delegó toda la responsabilidad para gestionar sus ingresos millonarios.

El abrazo de su marido

«Siempre he agradecido a mis padres su apoyo. Todos los padres hacen lo mejor para sus hijos. Sin embargo conmigo han ejercido un control y protección que me han anulado en muchos momentos cruciales de mi vida», reconoció. La extenista, de 40 años, acusa a su madre de «anteponer siempre la disciplina y la victoria por encima de cualquier otra consideración, cuando yo lo que hubiera necesitado eran unas palabras de cariño».

Arantxa no estuvo sola en su comparecencia ante los medios. La acompañaba su marido, Josep Santacana. Sentado en las primeras filas siguió muy de cerca las palabras de su esposa y la abrazó largamente cuando acabó de leer el comunicado, entre vítores y aplausos.

Precisamente esta relación es uno de los motivos por los que se enfrenta a su familia, que se opuso al enlace, hace ahora cuatro años. La exjugadora defiende a capa y espada su amor con el empresario. «¿Pueden mis hermanos y padres decidir con qué persona tengo que compartir mi vida? ¿acaso no han decidido ellos casarse con la persona que les ha parecido mejor?».

Quiso dejar bien claro que la decisión de acusar a su familia no la toma influida por su marido, como se ha insinuado. «¿Por qué se tienen que buscar culpables en mis decisiones? ¿Mi recorrido profesional a lo largo de 17 años no es suficiente para demostrar mi profesionalidad y capacidad para gestionar mi carrera en el circuito profesional?».

Santacana es quien se ocupa ahora de gestionar el patrimonio de la extenista. Sus padres le acusan de haberse casado con ella por interés, porque supuestamente llegó al matrimonio cargado de deudas millonarias por su trabajo como comisionista de subastas. La pareja tiene dos hijos, Arantxa, de tres años, y Leo, de apenas unos meses de vida. Ellos son ahora su única familia.