Soraya contra Soraya
Las dos 'Sorayas' han mostrado unos estilos de oratoria que tienen en común algo más que el nombre de sus protagonistas, esto es, la contundencia
MADRIDActualizado:La reforma laboral ha sido el argumento que ha elegido como munición la nueva portavoz socialista en el Congreso, la diputada vallisoletana Soraya Rodríguez, para atacar, en su primer "cara a cara" parlamentario, a la vicepresidenta y también natural de Valladolid Sáenz de Santamaría, a la que ha tratado de buscar las vueltas acusándola de mentir a los españoles. El primer asalto del que será combate semanal entre las dos 'Sorayas' y vallisoletanas no ha defraudado al hemiciclo, cuyos inquilinos han podido contraponer dos estilos de oratoria que tienen en común algo más que el nombre de sus protagonistas, esto es, la contundencia.
La portavoz del PSOE ha preguntado a la 'número dos' del Gobierno sin adornos ni preámbulos, a quemarropa, siguiendo la estela marcada por el líder socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, que previamente había arremetido contra el presidente Rajoy por el abaratamiento del despido que comporta la reforma laboral. Así, le ha planteado si consideraba que las medidas del Gobierno están "a la altura de las circunstancias que atraviesa el país". Sáenz de Santamaría sí ha mencionado la condición de novata de su oponente -"nueva portavoz pero viejas preguntas", ha dicho- y la ha atacado sin contemplaciones al proclamar que el Gobierno está tomando las medidas "a la altura de la gravedad de la situación que dejaron ustedes"; una vez más, la herencia recibida del PSOE.
Turno de Rodríguez, que enseguida ha sacado a orear la reforma laboral, principalísima medida del PP que ha puesto a caldo mientras los diputados del grupo popular amagaban con interrumpirla. Sin perder el tono pausado, pero con reflexiones nada amables, se ha ganado el silencio afanándose en hacer ver a la "número dos" del Gobierno que el PP aseguró en campaña que no abarataría el despido. También ha reprochado a su tocaya que ocultara el viernes pasado, en la rueda de prensa del Consejo de Ministros, que la reforma laboral permitirá a las empresas bajar unilateralmente los salarios.
Dimes y diretes
No han amedrentado sus palabras a una vicepresidenta que ha recuperado sus maneras de la anterior legislatura, cuando ejercía de portavoz de la oposición; "mucha descalificación y poco argumento", ha remarcado entre protestas de la bancada socialista. Y hablando de abaratamientos, se ha despachado a gusto, porque según ella el único empresario que unilateralmente bajó los sueldos en la anterior legislatura fue José Luis Rodríguez Zapatero, con su recorte de las nóminas de los empleados públicos.
Además, para "despido fácil", según ella, está el de los más de cinco millones de parados, de cuyo lado ha asegurado que se ha puesto el Gobierno con sus reformas, hilando una reflexión que no ha podido concluir porque se le ha acabado el tiempo. Este duelo ha completado el que previamente habían mantenido Alfredo Pérez Rubalcaba y Mariano Rajoy, también a propósito de la reforma laboral y que ha servido al presidente para ponerse la venda antes que la herida al hablar de sus reformas económicas.
Según Rajoy, estas medidas no van a generar efectos "en el corto plazo", y no solo por lo mal que está la economía española, sino también por el entorno internacional y europeo, aunque defiende que están bien encaminadas y permitirán crear empleo en el futuro. Por el contrario, a Rubalcaba no le convence nada una reforma laboral que consagra el "despido libre y gratuito" en los contratos de prueba y que ha elevado a la categoría de "enmienda a la totalidad" de todo el sistema de relaciones laborales en España.
Haciendo gala de su habilidad para resumir argumentos políticos, el líder socialista ha aportado su titular sobre la reforma laboral: "O aceptas la bajada de salario o ahí tienes la puerta". Mariano Rajoy le ha venido a decir que, tal y como están las cosas, con más de cinco millones de desempleados y casi la mitad de los jóvenes en paro, había que acometer estas medidas sí o sí. Porque la alternativa era, ha advertido, "no hacer nada", y si de algo puede presumir el Ejecutivo del PP es de tomar decisiones, ha recordado el presidente, que ha sacado pecho porque su reforma quita poder a patronal y sindicatos, consideración que ha sido protestada por los socialistas y respaldada con fuertes aplausos por el PP.