PP y CiU sellan más que un acuerdo con el pacto presupuestario catalán
Ambas formaciones negocian en el Congreso las reformas laboral, financiera y de estabilidad presupuestaria
BARCELONA. Actualizado: GuardarLos segundos presupuestos del Govern de Artur Mas, las cuentas de los recortes de la Generalitat, saldrán adelante gracias al concurso del PP. En el día de San Valentín y en el hotel Neri (no en el Majestic, donde CiU celebra sus noches electorales), nacionalistas y populares renovaron ayer el matrimonio de conveniencia que suscribieron hace más de un año. En principio, el Govern afirmó que el apoyo popular a las cuentas de la Generalitat, que se votan hoy y en las que el PP se abstendrá, como hizo con los presupuestos de hace un año, no tendrá contrapartida en Madrid.
Sin embargo, es casi seguro que la haya, en virtud del apoyo que CiU se ha comprometido a dar este año al Ejecutivo de Rajoy, sobre todo en temas económicos. A pesar de que la federación nacionalista votó en contra de la investidura de Rajoy como presidente del Gobierno, después fue el único grupo que avaló en el Congreso el primer decreto de recortes de gasto.
Además, es muy previsible que CiU facilite la tramitación de la reforma laboral. «Está bien orientada», dijo Josep Antoni Duran Lleida el día que la aprobó el Gobierno. La reforma presupuestaria también está sobre la mesa. «CiU cree en una ley de estabilidad presupuestaria, pero desde el escrupuloso respeto a la autonomía financiera de las comunidades autónomas», expresó Josep Sánchez Llibre, portavoz adjunto de CiU, a finales de enero. Los nacionalistas, que no apoyaron la reforma de la Constitución que PSOE y PP pactaron en agosto para incluir el concepto de estabilidad presupuestaria porque no se les tuvo en cuenta, podrían llegar a un acuerdo en este aspecto. Igual que en la reforma financiera, con la espinosa fusión de Caixabank y Bankia como tema central. «Sería una gran operación, ya que se convertiría en el primer banco del área euro», dijo Duran la semana pasada.
Doce meses
En cualquier caso, el amor interesado que PP y CiU se profesan tiene un plazo muy corto, un año. Ese es el plazo que CiU ha dado a Mariano Rajoy para que empiece a negociar el pacto fiscal. Si a la formación catalana le salen bien las cuentas, el año que viene no tendrá que meter la tijera en sus presupuestos y por tanto podría contar con el PSC o con ERC; el PP ya no sería tan imprescindible y CiU no estaría tan atada a los populares. Aun así, un año da para mucho y, de momento, Artur Mas no quiere correr en el tema del concierto. Ayer dio un ejemplo de ello, cuando se unió al PP en la junta de portavoces del Parlament para retrasar la aprobación por parte del pleno de las conclusiones de la comisión de estudio sobre el concierto económico.
Fue uno de los síntomas de que entre el PP y CiU no quieren buscarse las cosquillas. El otro fue el visto bueno del PP a que el acuerdo de los presupuestos catalanes no incluyera ninguno de los temas del que los populares hacen bandera, es decir, el rechazo a las 'embajadas' catalanas o a la inmersión lingüística. El documento, de 11 puntos, firmado tras una reunión de seis horas, propone medidas orientadas a la recuperación económica y al control del déficit, una ley de apoyo a los emprendedores, la reforma de los servicios públicos de empleo, acciones de control presupuestario, fija un límite de gasto no financiero, reclama una ley de transparencia o la racionalización del sector público. Además, minimiza el impacto de las tasas turística y por receta (petición del PP), así como el de la tasa por acceder a la justicia, y reduce la repercusión en los consumidores del aumento del canon del agua.
La presidenta del PP catalán, Alicia Sánchez Camacho, calificó el documento de auténtica victoria para su partido y la demostración de que tiene «un papel determinante» en la política de Cataluña. «Es un compromiso político de presente y de futuro y que va más allá de los presupuestos», afirmó. Es un «trato político» estable para el ejercicio 2012, el pacto con CiU llevará a Cataluña la agenda que quiere Rajoy, resumió Camacho.
Desde el Govern no quisieron dar tanta pompa al pacto y su portavoz, Francesc Homs, descartó definir al PP como socio estable. Más bien «responsable», dijo Homs, consciente de que entre los suyos, los más soberanistas, no sienta nada bien el entendimiento con el PP.