Sociedad

«Las mejores universidades son las más mercantilizadas»

Anuncia importantes cambios en el sistema educativo para premiar el mérito y la excelencia José Ignacio Wert Ministro de Educación, Cultura y Deporte

MADRID. Actualizado: Guardar
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Apenas lleva seis semanas en el cargo y José Ignacio Wert (Madrid, 1950) ya ha conseguido infinidad de titulares para un ministerio que, por dimensión y calado, se adivina animado y convulso. Los últimos, por el cambio de temario en las oposiciones al profesorado: «Lo que no tenía ningún sentido era el anterior, aprobado a falta de dos días para las elecciones», defiende. Otros, relacionados con la lucha contra la piratería cultural, las reformas en el sistema de subvenciones en el cine, la sustitución de la asignatura 'Educación para la Ciudadanía', la supresión de cuarto de la ESO o la anunciada ley de Mecenazgo. Licenciado en Derecho con un premio extraordinario, este reputado sociólogo que maneja varios idiomas muestra su empeño en combatir el abandono escolar y en cambiar un sistema que, según dice, «fomenta la medriocridad» por otro que potencie a los alumnos brillantes.

-Se suprime cuarto de la ESO y el bachillerato y la FP aumentan de dos a tres años. ¿La medida reducirá la tasa de abandono escolar?

-Es el gran objetivo. El último año de la ESO es ahora mismo muy desmotivador, sin itinerarios. Es donde se concentra una tasa mayor de repetición y la decisión de no continuar los estudios. Existe una tasa menor de abandono escolar temprano cuanto antes se permite la elección de itinerario. En Alemania se produce a los 12 años. La ESO se mantiene técnicamente igual porque la educación obligatoria será hasta los 16 años. Ese curso de iniciación a la FP o al bachiller equivale a cuarto de la ESO, solo que tendrá una diversificación curricular mayor.

-¿No hay riesgo de que los alumnos que pasen a FP lo hagan con ciertas carencias formativas?

-No tiene que haber muchos cambios. También para la opción de FP hay un cierto contenido teórico general. Más reducido, lógicamente.

-Hay una gran preocupación en cientos de centros concertados, sin bachillerato o FP, a los que la medida sin duda les va a afectar.

-Habrá que adaptarlos. Pero es que, vamos a ver, los cambios en la arquitectura de un sistema educativo requieren de ciertas adaptaciones. Lo que no se puede considerar es que esto sea un trauma insuperable. Con esta filosofía, para no crear traumas, pues nada, seguimos con este sistema espléndido que tan espléndidos resultados da que un tercio de los alumnos no sigue en él.

-Los centros subvencionados reclaman un cambio en la financiación, que se rige por la norma de 1985. ¿Cómo se va a abordar?

-Esto ha estado muy discutido por parte del anterior Gobierno con el sector. Tanto, que los centros concertados pensaban que se iba a dejar firmado un reglamento y no se ha firmado. Hay una tarea pendiente que vamos a afrontar sin tardanza. Es una de las prioridades.

-¿Cómo va a potenciar en la escuela a los alumnos sobresalientes?

-Hemos dejado de lado la cultura de la evaluación. La excelencia apenas tenía recompensa simbólica. No se trata solo de no hacer muchas diferencias para que los niños no incurran en prácticas de emulación negativa, sino de lo contrario. No puede ser que al empollón se le considere un 'friki'.

-¿Qué le parece la idea de separar grupos por niveles?

-Bueno, eso ya es una cuestión instrumental, técnica. Sí le puedo decir que estoy de acuerdo en propiciar, no diría tanto una separación o segregación, sino una consideración potenciadora de la excelencia que se ha plasmado en algunas iniciativas. Como en la comunidad de Madrid. Pensar que crear un entorno facilitador de la excelencia es segregador me parece un disparate.

-¿Se separan grupos o no?

-No digo que no sea exactamente eso. Si tú le das valor a los que obtienen resultados excelentes de los que no ya estás creando incentivos. La excelencia no es para todos.

Pruebas censales

-Para medir ese rendimiento reclama pruebas externas. ¿Qué tipo de pruebas?

-No controladas por el centro, objetivas y realmente aptas para crear referencias más sistemáticas y eficientes de lo que han sido las pruebas de selectividad. No serían cada año porque sería carísimo. Hablamos de pruebas censales que afecten a todos los alumnos de todos los centros. Y con un cierto nivel de agregación nacional. No puede ser que unas autonomías tengan un nivel de exigencia y otras tengan otro.

-¿Cómo se va a cambiar el criterio de asignación de las becas?

-Merece un análisis. Ahora mismo cualquier peticionario que cumpla con las condiciones de la convocatoria tiene derecho a beca. En las universidades basta con que se supere con un aprobado el 80% de los créditos o el 60% en algunas carreras. Se admite implícitamente que el nivel de corte entre el aprobado y el suspenso es suficiente para acreditar el interés y el talento. Esto tiene que cambiar. Demuestra insensibilidad al rendimiento.

-Los rectores piden cambios en la gobernanza de las universidades.

-Creo que hay un grado razonable de autonomía y no hay tanta rendición de cuentas como correspondería. Ninguna universidad española se encuentra entre las 150 más potentes del mundo, según el ránking de Shanghai. Es un dato muy preocupante. Hay que impulsar la internacionalización y la especialización. España no puede tener 79 universidades, y todas excelentes en la enseñanza y en la investigación. O mediocres en lo uno y en lo otro. No tiene sentido estadístico. Las universidades encerradas en sí mismas, no pueden ser excelentes.

-La futura Ley de Mecenazgo causa cierta controversia aplicada a la universidad. La mentalidad anglosajona de patrocinio no está arraigada. ¿Cree que podría producir ya efectos en esta legislatura?

-Creo que no hay que contemplar con recelo el papel que actualmente desempeña la iniciativa social. Es un camino para alcanzar la excelencia. Los tiempos dependen de los incentivos. Si se eleva sustancialmente el incentivo fiscal los resultados serán más nítidos, ¿no?

-Hay quien teme la mercantilización de la universidad.

-Depende de lo que se entienda por mercantilización, pero las mejores universidades son las que están mas mercantilizadas. Harvard, Princeton. Son universidades al 100% de iniciativa social y las empresas se pelean por estar en ellas.

-Su predecesor, Ángel Gabilondo, decía que la universidad debe responder a la demanda de la sociedad, no de los mercados.

-Bueno, eso es suponer que los mercados no son un componente central de la universidad. Yo no participo de esa idea. Ni de los mercados como algo separado de la sociedad ni al revés.