«Me sentí sumergido en un mundo gris y sin esperanza»
Steven Spielberg eligió a este joven actor inglés para 'War Horse', su visión sobre la crueldad del primer conflicto mundial Jeremy Irvine Actor
Actualizado:'War Horse' es la última incursión en la gran pantalla de Steven Spielberg. Una historia de trincheras, soldados y caballos. Basada en la novela de Michael Morpugo, la cinta épica cuenta cómo un muchacho llamado Albert (Jeremy Irvine), que no tiene edad para alistarse en el frente durante la Primera Guerra Mundial, decide seguirle los pasos a su mejor amigo, un caballo de raza Colt. A partir de esta relación, Spielberg muestra la locura de la guerra. La estrella de la película es el actor Jeremy Irvine, un joven de 21 años que debuta con este filme de la mano del director tras superar una exhaustiva selección.
-¿Leyó el libro antes de interpretar la película?
-Mi madre me lo leyó cuando yo tenía ocho años ya que en Inglaterra forma parte de nuestra cultura y es una tradición. Es un libro que suele leerse a los niños. Mis bisabuelos pelearon en la Primera Guerra Mundial, y uno de ellos tuvo un caballo, 'Elizabeth', que se lo compro al ejército por 28 libras. Es el mismo dinero que Albert quiere pagar por 'Joey' en la película. Yo espero que 'War Horse' mantenga despierta la memoria de todos aquellos héroes.
-¿Qué aspecto le gustó más de esta historia?
-Me llamó mucho la atención la relación que, al principio, tiene Albert con su padre (Peter Mullan), porque no entiende su alcoholismo tras haber peleado en una guerra y los problemas psicológicos serios que tiene por las cosas que vio en el frente. Después Albert va a la Gran Guerra y ve las mismas cosas terribles que su padre vio. Entonces empieza a sentir empatía por su progenitor y le perdona.
-¿Cómo se sintió cuando fue elegido entre miles de chicos para interpretar a Albert?
-Cuando me presenté para la audición estaba haciendo teatro y contraté a un agente porque deseaba empezar a hacer cine. Un día me llamó para decirme que me daban el papel de Albert. Steven Spielberg es ahora el responsable de que pueda vivir mi sueño. Ya veremos si en el futuro puedo seguir en la actuación. Si en cinco años continúo haciendo esto, voy a ser muy feliz.
-¿Cómo se preparó para interpretar el personaje?
-Siempre me ha gustado esa época. Sé que suena un poco raro, pero colecciono recuerdos de la guerra. La inocencia de Albert me sirvió para expresar mis propios sentimientos. Encontrar un joven de quince años sin una pizca de cinismo es muy raro. Pero él pertenece a una región aislada de Inglaterra. No conoce a nadie fuera de su pequeña comunidad, no tiene hermanos, ni hermanas, ni amigos. Su caballo es su hermano y su mejor amigo. Cuando le quitan el caballo a él no le queda más remedio que ir a buscarlo.
-En la cinta es fundamental la relación con el caballo. ¿Cómo desarrollaron esta complicidad?
-Tuve que prepararme durante meses antes de rodar porque era importante conseguir un buen entendimiento del caballo. El entrenador me ayudó y me enseñó a entender al animal para que el rodaje fuera fluido. Lo más importante era conocer cada movimiento del caballo y que nuestra relación fuera real.
-¿Qué sintió al ponerse a trabajar a las órdenes de Steven Spielberg?
-Creo que fue todo irreal. Me parece un sueño que he vivido. Todavía no he conseguido asimilar todo lo que me pasó. Me parece increíble. He visto muchas de sus películas, le admiro como artista, director y ahora como persona.
-¿Cómo es trabajar con él?
-Siempre sabe lo que quiere y lleva al actor a un lugar seguro. Steven es increíblemente bueno en su trabajo. Él sabe cómo conseguir las cosas y su equipo le conoce a la perfección porque llevan años juntos. Siempre listos para resolver las escenas rápidamente y nunca hay problemas que no se puedan resolver. Steven siempre tenía en el set fotografías de las trincheras reales y todo el tiempo hizo que las explosiones y el comportamiento de soldados y caballos fueran como entonces. De hecho, se negó a usar efectos digitales. Gracias a esto, uno como actor se sentía sumergido en ese mundo gris y sin esperanza de las trincheras.
-¿Cuántos caballos se usaron para interpretar a 'Joey'?
-En total, fueron 14. Antes del rodaje era muy escéptico. No pensaba que podría tener una conexión emocional con estos animales fuera de cámara, y en una sola semana yo ya estaba abrazándolos a todos. Ellos poseen emociones muy humanas. Son animales auténticos, genuinos, es fácil desarrollar un vínculo estrecho con ellos.
-Usted trabaja en favor de la Fundación contra la Diabetes Juvenil ¿Le resulta difícil trabajar con el ritmo del cine, las exigencias y padecer esta enfermedad?
-He sido diabético desde que tenía seis años. Forma parte de mi vida y no dejo que me afecte de ninguna manera. Si la tratas con respeto y eres sensible no debería detenerte para nada. Desde luego tengo días en los que me cuesta mas trabajar, pero no dejo que me afecte profesionalmente porque si no acabara afectándome en otras áreas de mi vida. Pienso que es importante trabajar duro y aguantar.