Manuel Cruz junto a Ramón Vargas Machuca, en una nueva sesión de las Presencias Literarias. :: ÓSCAR CHAMORRO
Sociedad

«La apelación al amor tiene cada vez menos importancia»

El pensador catalán fue el protagonista ayer del ciclo 'Presencias Literarias', donde reflexionó sobre el futuro de su disciplina Manuel Cruz Filósofo

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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«La actividad intelectual en general no está pasando por un buen momento. Vivimos de una forma en que resulta difícil encontrar un instante de calma para pensar. Que la filosofía no lo tenga fácil, es precisamente un argumento a favor de su futuro, ya que se aprecia su necesidad», apuntaba ayer el filósofo catalán Manuel Cruz durante su intervención en el ciclo 'Presencias Literarias' que organiza la Universidad de Cádiz. Para el catedrático, asistimos a un estado de «comunicación instantánea e histérica», en una sociedad de alteración constante en la que «parece más importante hacer circular los datos que reflexionar sobre ello». Y como su vocación y profesión se materializan en una «tarea de hacer pensar», el prestigioso filósofo, en un diálogo con su colega Ramón Vargas Machuca, brindaron una amena tarde dedicada al pensamiento.

Entre otras cuestiones, el profesor barcelonés habló sobre las dos temáticas que ocupan sus dos últimos publicados. Escrito en solitario, 'Amo, luego existo. Los filósofos y el amor', le valió el Premio Espasa de Ensayo en 2010. En él, profundiza en la evolución histórica de este sentimiento que, en la actualidad, parece haber caído en decadencia. «No podemos prever lo que va a pasar, entre otras cosas porque las relaciones afectivas cambian a medida que se transforma la sociedad. Lo que sí estamos viendo es que la apelación al amor tiene menos importancia. Asistimos a un crecimiento de la disfunción del amor. En los países más desarrollados el número de 'singles' es cada vez mayor. Aunque pueda resultar chocante desde el punto de vista cultural por el peso de la historia, lo cierto es que ya se está produciendo ese cambio», matizó Cruz. Una de las muchas contradicciones a las que el filósofo trata de dar luz en sus publicaciones. «Sí, es una paradoja, porque hoy, desde un punto de vista de la vida en común, colectiva, todo es mucho más duro, competitivo e insolidario. Por eso el amor se entiende como un refugio. Conciliar ambas posturas tiene remedio: habría que construir una sociedad con otro modelo organizativo, con otro tipo de encuentros, en la que las relaciones de pareja puedan ser más fluidas y menos desesperadas».

Consciente de todos estos vaivenes, Manuel Cruz ha compilado hace meses una obra en la que se reflexiona sobre 'Las personas del verbo'. El filósofo ha reparado en una perspectiva que, aunque presente en el lenguaje, pasa desapercibida para la mayoría. «El yo, el tú, y el él son lugares desde donde mirar el mundo. Desde el yo individualista, el colectivo nosotros o el aparentemente objetivo él. Cabe destacar que estas posiciones no son inmóviles, sino que se solapan y cambian constantemente», subrayó el también director de las colecciones 'Pensamiento Herder' en Editorial Herder. Cruz reflexionó así sobre la materialización lingüística de términos como la subjetividad, el egoísmo o la exclusión. «Es muy importante darse cuenta de que lo que llamamos sociedad es un nosotros construido, lo que puede dar lugar a un particular egoísmo colectivo porque el nosotros siempre se define en relación con un ellos, con otros. Por eso el sentimiento colectivo es también una exclusión hacia otros», recalcó. Para terminar haciendo ver que en la mayoría de las ocasiones, en este aparente lío de pronombres, lo importante es el tú. «Cuando apreciamos a alguien de verdad le llamamos de tú. El diálogo se establece entre un yo y un tú». Así de fácil.