CARTAS A LA DIRECTORA

El árbitro del partido Betis B y Cádiz C. F.

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Los que dirigen la cuestión arbitral del fútbol no acaban de darse cuenta de que un árbitro que sea parcial y que favorezca a una de las partes en litigio es una bomba que puede acabar en tragedia. Una tragedia como la que ha sucedido recientemente en Egipto, en la que el número de muertos llegó casi a los 300 por causas ajenas al juego de los equipos.

La pasión que se pone en el fútbol difícilmente se encuentran en otros deportes, aunque los energúmenos abundan en todas partes.

Si nos ceñimos a la actuación del árbitro en el partido de fútbol que nos ocupa debemos de calificarla de suspenso, siendo a todas luces un árbitro casero, ya que se comió al menos dos faltas máximas que pudieron haberle dado al Cádiz un margen mayor de goles a su favor.

Todavía me acuerdo de la anulación de un gol que le hicieron al Cádiz en Villarreal que le costó bajar a Segunda A y después a la B, cuando se pudo ver en las jugadas mostradas en televisión que el gol fue legal y que un juez de línea, reincidente en errores, nos dejó en la ruina moral y económica y sin poder resarcir al equipo.

Los marcadores automáticos suelen coger las imágenes del partido, cuando son de calidad, y no como el bodrio que nos pusieron en el Benito Villamarín. Con ese sistema se pueden consultar las imágenes por el árbitro y así evitar hacer un arbitraje injusto aunque sea por error, que de errores están las sepulturas llenas.

Si tienen escasez de profesionales, propongo que los jugadores de fútbol cuando dejen la práctica del fútbol, sean reciclados para árbitros y serán -seguramente-, menos proclives al error.