Los 'leones' someten a los 'jabatos'
El equipo burgalés mantiene viva la esperanza de jugar la final de Copa gracias a un gol en el último minuto marcado en la ida
MADRID Actualizado: GuardarSu Athletic del alma no dio opciones al Mirandés, accede a su segunda final de Copa en tres años y espera rival en busca de su 24º título en su competición fetiche. Bielsa mide sus sosegadas palabras y no regala frases para la galería. Cumple lo que dice. Sus ideas son dogmas, principios irrenunciables. Desde que supo que le caía en suerte el Mirandés, dejó claro que se tomaba el duelo como un enfrentamiento contra el mismísimo Real Madrid en el Bernabéu. No era una de sus 'locuras' sino la mejor forma de aleccionar a los suyos para evitar peligrosos excesos de confianza, y de respetar al rival. Aunque te ganen fácil y no te dejen opciones de principio a fin, un jugador del Mirandés tiene que sentirse halagado, orgulloso de ver que San Mamés está lleno y que sus 'leones' rugen como en las grandes noches.
Carlos Pouso, el nuevo 'Pousinho' por obra y gracia de las gestas de su Mirandés en esta Copa, eligió el verde esperanza como color ideal para las camisetas que estrenó su equipo para la ocasión. Y su preparador físico, el que confecciona los vídeos con los que arengan a su tropa, se decantó esta vez por uno de gladiadores. Todos soñaban con poder remontar el 1-2. Y si no, con hacer sufrir algo más a un Athletic en alza y acelerar los corazones de cientos de miles de españoles entregados a su aventura.
Pero el Athletic no estaba por la labor de distraerse. Ni el magnífico resultado obtenido en Anduva, ni el reciente empate liguero del Mirandés ante el Amorebieta, ni tan siquiera su anterior derrota ante la Gimnástica Segoviana, le generaron relajación.
Tras cumplir con la tradición de los primeros visitantes de 'La Catedral' y homenajear a 'Pichichi' con ese ramo de flores depositado junto a la estatua por Pablo Infante, banquero, capitán y jugador mediático coyuntural, salieron los burgaleses con la intención de presionar arriba, de buscar ese golito que creara incertidumbre en los locales. Pero poco tardaron los bilbaínos en adueñarse del balón y comenzar a acariciarlo. Toque, elaboración, movimientos constantes en búsqueda de los espacios y, a diferencia de otros partidos, pegada.
Sin emoción
En menos de un cuarto de hora, el desenlace del cuento quedó escrito. Munian se aprovechó de una indecisión y no perdonó por bajo. Poco después, gran combinación por la banda derecha y disparo a la media vuelta de Susaeta, ayudado por la pasividad de una zaga visitante ya asustada, quizá rendida a la evidencia. El Athletic jugaba a placer con ese fútbol versátil y moderno que ahora les caracteriza, con permutas constantes de posición que, salvando las enormes diferencias, recuerdan por momentos al Barça. Quizá por eso Bielsa suena como posible relevo de Guardiola.
Cuando Aurtenetxe marcó al tercero, fruto de un centro pasado y un buen cabezazo del lateral metido a delantero centro, era evidente que el Athletic comenzaría a dosificarse. Ni con todo perdido, el Mirandés se fue del partido. Era un día para disfrutar. Pouso hizo cambios ofensivos y Aitor Blanco, un central, tuvo el honor de dejar su sello goleador en 'La Catedral'. Siempre podrá presumir ante sus nietos de que marcó dos goles en San Mamés. Quedaba hueco para Llorente, el delantero de moda. Anotó otros dos goles en su semana mágica, el primero en bellísima vaselina. Sobró el gol en propia meta de Caneda, el ídolo ante el Espanyol.
Un set en contra para los jabatos de Miranda. Que les quiten lo 'bailao' a esos jornaleros del balón que se cargaron a tres primeras y fueron noticia en medio mundo. Fue bonito mientras duró. Ahora les queda no acusar el desgaste, seguir líderes en Segunda B y luchar por el ascenso.