Montoro y de Guindos
Actualizado:Dos son los males que acaecen sobre la economía española, los cinco y medio millones de parados y la tremenda deuda exterior con el BCE. Al Sr. Montoro, ministro de Hacienda, le ha tocado lidiar con el primero y acuciante objetivo, el paro, y la solución no es otra que la supresión de miles de gastos improductivos y la bajada de impuestos para incrementar el consumo, motor del robustecimiento de las empresas, del empleo, del ahorro y del crédito.
La lidia del segundo toro, la reducción del déficit, le ha tocado el turno al Sr. de Guindos, ministro de economía, y para solventar o reducir esa tremebunda deuda, se tiene que ver obligado a tomar medidas impopulares como la supresión de organismos y subida de impuestos, pues las deudas hay que pagarlas como país serio que somos y además porque nos lo impone nada mas ni nada menos que la Sra. Merkel que es la dueña de la llave del grifo del BCE.
Si ambos objetivos, paro y deuda, fueran independientes el uno del otro, la solución sería factible, pero al estar ligados entre sí, el problema de simple se convierte en complejo y lo complejo es complicado. ¿Se bajan los impuestos por un lado? ¿se suben por el otro? Este es el dilema, y a mi modesto entender, la solución debe estar en la búsqueda de un punto de encuentro entre ambas hipótesis. Bajadas y subidas razonadas y equilibradas de una y otra parte de tal forma que aumentándose los ingresos de la Hacienda del Estado no dañen las rentas del contribuyente de clase media y menos aún los más necesitados.
El acierto, el dar en la diana del blanco, estará en encontrar ese punto de encuentro. El llevar a cabo estas medidas a la vez significará cierta prolongación en tiempo de la crisis, es decir, mayor lentitud de la deseada en la generación de empleo y en el pago de la deuda. Estas medidas de ajuste necesitarán del acompañamiento de una gran reforma laboral flexible, amplia y profunda, y a su vez una reestructuración drástica del sistema financiero que mediante fusiones de bancos y cajas acumulen grandes activos para hacer frente a la demanda de créditos tanto empresariales como familiares. En el ensamblaje de estas medidas por los ministerios de hacienda y economía radicará el éxito o el fracaso.