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MAR DE LEVA

Lo bueno empieza ahora

RAFAEL MARÍN
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Hemos pasado una página y, a decir de los entendidos, que aquí en Cádiz somos todos, lo bueno de verdad empieza ahora. Después de ni se sabe ya cuántos días, que hasta había que mirar, como todos los años, el calendario no fuera a no darte tiempo a comprar la tela para el disfraz, el concurso pasa la primera criba, deja en la cuneta a un puñado de gente y enfila la nueva etapa.

Como siempre, jamás nos pondremos de acuerdo en cómo mejorarlo. Es verdad que hay poco nivel en esta fase que dejamos atrás, y también es verdad que precisamente por eso es una preliminar. Pero entre la falta de calidad, el morro, la inexperiencia, y lo larguísimo que se hace esperar entre una agrupación y otra, uno no comprende cómo hay quien es capaz de estar pegado a la radio o la tele hasta las dos de la mañana. Tampoco comprende, y se ha dicho mucho, que se descalifique a unos grupos por duplicidad concursal cuando esos mismos grupos, evidentemente, ni siquiera iban a pasar de fase: la sanción, en todo caso, tendría que aplicarse al presente y al futuro inmediato: dos turnos sin jugar, como en el parchís.

A partir de hoy, como buenos tahúres del cuplé y el pasodoble, los autores intentarán mostrar lo mejor de su repertorio, aunque sigue siendo una pena que en la final repitan coplas. Ya no les valdrá darle collejas a Agustín Bravo, que en el fondo ha salido airoso del lance, aunque bien tiene que haberse arrepentido el pobre, después de haberse zambullido sin bombona de oxígeno en un mar tan profundo y complicado como el Carnaval. Lo malo es que las coplas seguirán siendo meta-referentes (¿cuándo empezó esa moda?), y los piropos, me temo, seguirán siendo hacia sí mismos: se canta ya poco a la gaditana. Y seguiremos creando dos carnavales: el del teatro, con su puesta en escena imposible de trasladar a la calle. y el de la calle propiamente dicho, ese que cada vez es más creativo, por parte de las ilegales, y más difícil de navegar entre tanta gente que cree que estamos en San Fermín.

Con todo, algo hemos progresado: este año se ven todas las agrupaciones en YouTube. No se pueden poner puertas al mar, diga lo que diga el FBI.