Un abrazo siberiano
Actualizado:La escena se desarrolló en uno de los pasillos del hotel Renacimiento. Manuel Chaves atendía a la prensa y en ese momento pasó junto a él José Antonio Griñán acompañado de la presidenta regional del PSOE-A, Rosa Torres. Se pararon y esperaron a que el expresidente andaluz terminara de hablar con los periodistas. A la conclusión, se dieron un abrazo muy frío, de aires siberianos. Cuando las cámaras de televisión y fotógrafos quisieron inmortalizar de nuevo el encuentro, ambos se negaron y siguieron cada cual por su camino.
Un ejemplo de que la amistad entre ambos no pasa por sus mejores momentos. Cuando se le preguntó a Chaves por este asunto declaró que sus relaciones personales «no le interesan a nadie».
Con ese abrazo querían acallar las especulaciones sobre sus diferencias políticas y sellar una tregua cara a las autonómicas. Sin embargo quedó la impresión que ese encuentro fue como el abrazo de Vergara entre los generales Espartero y Maroto que puso fin a la primera guerra carlista. Se abrió una etapa de tregua, pero después estallaron otras dos guerras carlistas más.