ÍÑIGO EVITA LA TRAGEDIA
El delantero vasco del Xerez le dio un punto a un equipo que en ningún momento fue capaz de solventar el dominio del Alcorcón en Chapín
Actualizado: GuardarSolo un hombre fue capaz ayer de sacar una sonrisa al aficionado del Xerez. Solo Íñigo Vélez evitó que Chapín explotara y que la caja de los truenos en la que se ha convertido el club saltara por los aires. El partido arrancó calentito para paliar el frío crudo que atraviesa por toda la península ibérica. Calentito en todos los aspectos, ya que los primeros segundos de encuentro las miradas estaban fijas al palco del Municipal de Chapín más que en el verde. La presencia de Jesús Gómez en la zona noble del coliseo azulino eclipsó al balón, algo que durante la semana temían los jugadores. Es lógico, sobre todo teniendo en cuenta la guerra civil dialéctica provocada en el seno de la entidad tras la llegada de Jesús Gómez al accionariado azulino. Sin más, solo destacar que no Viqueira ni Paco García, director deportivo y director general del club respectivamente, estaban en sus habituales asientos del palco. Pero quieran o no los protagonistas de esta tormentosa historia, lo importante era lo que se jugaba dentro del terreno de juego. Moreno se jugaba el puesto tras las dos derrotas consecutivas cosechadas en sendas visitas a tierras catalanas y apostó de nuevo por pesos pesados como José Mari o Capdevila -segunda semana consecutiva del maño en el equipo titular-, así como por la calidad de Rueda. Sin embargo, la presencia del jienense como relojero en la medular no fue la solución para alejar fantasmas. Todo lo contrario, el juego por banda de Campano y Capdevila le dio algo de frescura a un Xerez que una vez más se dejó llevar por la situación externa y recibió su primera bofetada en apenas diez minutos. Un balón a la espalda de Mendoza lo golpea Borja que aprovecha la mala colocación de Doblas para adelantar al cuadro alfarero.
La afición -la escasa que se dio cita en Chapín en una tarde tan fría- ya no sabía a quién recriminar. Presidente, jugadores, entrenador, director deportivo... La crisis institucional y deportiva parecían ir ayer de la mano en un Xerez desdibujado, con poca presencia en el centro del campo y nervios en la zaga. Tan solo José Mari y Campano parecían tener ganas de cambiar la situación ante un Alcorcón que dominaba. Y eso que los de Moreno se acercaban al área rival. Tanto José Mari como David Lombán lo intentaron, aunque fue el visitante Quini el que a punto está de lograr el segundo para el Alcorcón al peinar un centro que aparentemente no tenía peligro. Como la pólvora más que mojada ayer era inexistente, Moreno decidió dar entrada a Íñigo Vélez para así José Mari tener mayor libertad. El sacrificado fue un Capi que apenas apareció sobre el césped durante la primera mitad, lo que le costó la sustitución. Aún así, el problema del Xerez venía de más atrás. Con las líneas mal definidas por culpa de la presión constante del Alcorcón, los xerecistas eran incapaces de trenzar jugada alguna desde atrás.
Pero el equipo se puso las pilas, algo necesario visto lo visto, y comenzó el carrusel de ocasiones. Íñigo remataba al bulto cuando lo tenía fácil para lograr el empate, aunque más cerca estuvo el gol azulino en botas de Tato, que con la zurda, y todo a su favor, remata fuera un centro medido de Raúl Cámara. El gol del empate se acercaba y lo tuvo Íñigo. El vasco, muy activo desde su entrada, cabecea un buen saque de esquina botado por Rueda y pone las tablas en el marcador. El único momento prácticamente en el que la grada se olvidó de Jesús Gómez. Pero no hay alegría en casa del pobre y solo tres minutos después el Alcorcón se vuelve a poner por delante en una jugada de carambola que acabó en gol en propia puerta de Cordero, pero con gran culpa de Doblas. Los azulinos fueron a por el empate por segunda vez e Íñigo, posiblemente de los más destacados en la tarde de ayer, tuvo la oportunidad de lograr el doblete, pero le faltó algún centímetro a su pierna derecha para rematar, los que no le faltaron poco después para peinar a gol una falta bien sacado por Rueda. La conexión andaluza-vasca dio sus frutos y el Xerez ponía las tablas en el marcador de nuevo. Minutos de suspense, ya que Babin tuvo el tercero del Alcorcón, aunque Doblas lo evitó, al igual que el colegiado, no pitando pena máxima sobre José Mari en el último suspiro de un partido que no sirvió para que el Xerez se reencontrara con la victoria, pero que aleja un punto al equipo del descenso.