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DETRÁS DE LA PUERTA

ROSA BELMONTE
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Hace un tiempo, Bárbara Rey tenía un contrato con Antena 3, así que no podía salir en Telecinco. Y un día que acompañaba a su hija, Jorge Javier Vázquez la entrevistó (o habló con ella) metiendo el micrófono en un camerino para 'Sálvame'. Se veía la puerta, a ella solo se la oía. El teléfono debería ser algo parecido. Lo digo por ese momento en que Isabel Pantoja telefoneó a 'Espejo Público' como aludida, según términos televisivos (también podía llamar a 'El hormiguero' por la parodia del anuncio de Campofrío). Pero lo del teléfono también estará vedado. Para eso su contrato es millonario y con los millones se compra mucha letra pequeña. Ya que Isabel Pantoja es una estrella de las de antes, su vinculación a Telecinco es como la del antiguo sistema de estudios hollywoodiense. Por este neo 'star system', Pantoja ha reculado. Siempre según 'Espejo Público', después de que se la grabara durante 50 minutos con su autorización (el programa se acababa cuando llamó), su abogado mandó un burofax para que la conversación no se emitiera porque se había grabado sin su autorización. Y por el contrato. Pantoja habló de asuntos judiciales y personales. También dijo que quitaran la foto de la pantalla porque salía «feísima». Griso ha alegado que podrían contar la entrevista pero que no lo hacen «por respeto a ese contrato millonario». Digo yo que el consentimiento estará grabado. ¿O lo dio por señas al teléfono?

Pese al lío, esta nueva intervención de Isabel Pantoja solo llama la atención por tratarse de Antena 3 (la otra, la otra). La cantante tiende a ser Alexis Carrington apareciendo en el juicio de Blake. Pero su carrera de telefonazos es legendaria. Primero fue aquella llamada de indignación a 'Bravo por la tarde', el programa de Agustín Bravo en Canal Sur, echando la bronca a Pepa Jiménez. A eso se añade su intervención en 'Supervivientes' para animar a su hijo, enfermo de gota, a que se quedara. Y ahora, lo de Antena 3. Bárbara Rey también tiene un lío de grabaciones sin consentimiento. Y la televisión del menudeo, más historias detrás de la puerta.