Creatividad
Actualizado:Cuando escasea el dinero, no tenemos más remedio que estimular la imaginación y rentabilizar el talento. Con esta afirmación pretendo responder a los lectores que me han expresado su sorpresa por el contenido del último artículo. Me refiero, en especial, a los que, amablemente, me han pedido que les explique con mayor claridad y de forma más concreta la propuesta sobre creatividad que, refiriéndome a los fastos del Bicentenario, formulé como estimulante punto de partida de la reactivación económica, social y cultural de nuestra Provincia. Parto del supuesto de que hemos de adoptar una perspectiva seria y rigurosa, alejada de interpretaciones especulativas y de promesas fantásticas, carentes de una base científica y pragmática, y acepto que, para asentar sólidamente el desarrollo de la Provincia, hemos de descubrir el horizontes real de posibilidades creativas optimizando los recursos propios y generando unos productos originales.
A mi juicio, las peculiares características históricas, paisajísticas y culturales de este rincón deberían servir para elaborar un perfil propio de una 'marca' original que diferencie nuestros productos de los que se ofrecen en otros lares. Para lograr este fin, propongo que, coordinados por un especialista de la creatividad, se reúnan los responsables políticos de las distintas administraciones con los agentes económicos, empresariales, sociales, culturales e, incluso, con los artistas, artesanos, escritores y líderes de opinión para preguntarse sobre nuestras posibilidades reales de creatividad, de crecimiento, de desarrollo y de innovación.
Con el fin de lograr que estas reuniones sean operativas y que proporcionen unos eficientes instrumentos de trabajo, que habrán nuevas vías de productiva originalidad, se debería indagar en el fondo de los problemas que nos acucian en la vida real. Es posible que este nuevo planteamiento exija que adoptemos diferentes ideas y unos esquemas mentales que nos alejen de anticuadas concepciones míticas sobre nuestras maneras tradicionales de afrontar la vida y de desarrollar el trabajo. Por lo pronto, hemos de reconocer que el diseño de ese futuro no lo pueden elaborar los políticos sin la participación de los empresarios, de los trabajadores y de los intelectuales, sino que es urgente e inevitable que, juntos, analicen la situación, propongan renovadoras soluciones y emprendan acciones conjuntamente planificadas. Hemos de ser conscientes de que, para superar la actual situación de crisis galopante, es urgente que, aplicando el pensamiento, la imaginación y la sensibilidad, cambiemos nuestra visión del mundo y, sobre todo, que modifiquemos nuestra anquilosada forma de pensar, de trabajar y de colaborar. Hemos de aprender un modelo diferente de vida y, sobre todo, hemos de transformarnos a nosotros mismos.