Es noticia:
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizCádiz
Sociedad

COMPETIDORES

MANUEL ALCÁNTARA
Actualizado:

Hasta el deporte ha llegado la suciedad. Indro Montanelli decía que aquellos atletas semidesnudos formaban «un país de hinchas», pero corriendo el tiempo, que ya sabemos que nunca se está quieto, el fútbol, que es el juego más ingenioso ideado por los hombres, acaba de desencadenar decenas de muertos entre dos aficiones en Egipto. Eso de que un balón entre en la red o que pegue en un poste es cuestión de suerte, aunque suele acompañar a los que tienen buena puntería, pero no justifica que produzca la mayor tragedia en la historia deportiva de un país. 74 muertos y cientos de heridos, que como anunció aquel cronista de sucesos, irán aumentando su número «a medida que fallecen los de mayor gravedad».

Quizá a los seres humanos le faltan unos cuantos siglos para merecer el nombre de contemporáneos. Ignoro si se salvó el árbitro, pero sé que hubo cuatro goles, que es lo que importa a los quinielistas. «Esto no es fútbol, es una guerra», dijo Al Ahlí, uno de los mejores jugadores sobre el camposanto, al que no es probable que le queden ganas de seguir. En los medios se recuerdan otras tragedias futbolísticas, casi siempre ocasionados por choques entre aficiones. ¿No será que a los aficionados les gusta chocar? Nos han inculcado que «hay que ser competitivos», considerar como un rival a quien busca lo mismo que nosotros. Da igual que sea un candidato a unas oposiciones a registrador de la propiedad o a un puesto de concejal en el ayuntamiento. No hay compañeros, sino cómplices. Solo Robinson Crousoe quería emular a nadie. Quizá eso le ayudaba a soportar la monotonía de su vida sexual. Ahora en España va a ser más barato divorciarse que casarse ante notario. El naúfrago no tuvo esos problemas.