La plantilla de Acasa piensa mantener la acampada pese a la ola de frío
El comité de empresa lamenta «la falta de contacto y de soluciones» mientras «aquí hay cada vez más dramas humanos»
JEREZ. Actualizado: Guardar«No nos vamos a ir, estamos aquí pidiendo lo que es nuestro, y si viene frío nos abrigaremos». Así de contundente se expresaba ayer por la mañana Loli, una de las trabajadoras de la empresa de ayuda a domicilio, Acasa, que como muchas de sus compañeras, tiene claro que van a mantener activo su campamento a las puertas del Ayuntamiento al menos hasta después del fin de semana que viene.
El ánimo no decae entre las empleadas de este servicio que llevan ya cuatro meses sin ingresar ni un euro en sus cuentas corrientes. Por eso, una treintena de trabajadoras de pasaron la noche del martes al raso en su segunda jornada de campamento, y otras tantas tenían previsto hacer los mismo ayer y el resto de noches pese a que las previsiones meteorológicas ya hablan de temperaturas mínimas que van a rozar los cero grados y de más frías desde 1950», según la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet).
Desde el comité, su presidenta, Encarni Barrios, se quejaba ayer de que no ha habido ningún contacto por parte de Ayuntamiento o Junta, ni se les ha planteado ninguna solución más allá de «el cruce de acusaciones de siempre y el reparto de responsabilidades por la situación en la que nos encontramos». Y es que lo grave es que «aquí afloran a cada paso los dramas personales, y ya casi no podemos darles respuesta», se lamentaba la representante de esta plantilla.
No es para menos, ya que están en su quinta semana de huelga y después de cuatro meses sin cobrar las empleadas relatan que en sus casas «se amontonan» las facturas «impagadas», mientras que hay casos de compañeras que «no tienen ni para comprar comida» y que pueden perder su vivienda por no haber podido hacer frente a la letra de la hipoteca.
Ayer mismo, una de ellas que no quiso que su nombre apareciera en el periódico narraba a sus compañeras, entre lágrimas, que el sábado tiene que abandonar por impago el piso en el que estaba en alquiler con su hijo, y que sin familia en la ciudad ni recursos ya no tiene ni adonde ir. Sus compañeras ayer ya buscaban opciones y alternativas para darle un respaldo, pero reconocían que «es duro escuchar esto, y lo peor es que casos como éste van a seguir ocurriendo porque el conflicto se alarga y siguen sin llegar los salarios».
Anoche, preparándose para el frío, llegaba el turno de relevo que arreglaba mantas, abrigos y los precarios toldos con los que intentaban pasar la menos mala noche posible. Incluso desde los bares cercanos les cedieron ayer sombrillas y hasta estufas para ayudar a pasar las horas más frías. Y en esto proceso las empleadas agradecen todo el apoyo ciudadano que están recibiendo y ayer, en particular, el del colectivo de empleados de los autobuses, también en huelga como ellas, que invitó a desayunar a las que habían pasado toda la noche del martes a la intemperie.