Mas desvela que Rajoy negocia en Europa un aplazamiento del déficit
El president asegura que si España reduce los números rojos del 8,1% actual al 4,4% en un año «se cargaría» el Estado de bienestar
MADRID.Actualizado:La primera pregunta que realizó ayer Artur Mas a Mariano Rajoy en la Moncloa tuvo una intención meramente protocolaria, pero la respuesta que la respuesta del presidente del Gobierno se convirtió en el primer titular del encuentro. «Vivo en el lío», comentó de manera muy gráfica Rajoy pensando que solo le oía su interlocutor. Pero, por segunda vez en esta semana, las cámaras volvieron a 'pillarle' en un renuncio, el anterior fue en Bruselas, donde confesó a su homólogo finlandés que la reforma laboral que prepara iba a costarle una huelga.
El «lío» al que aludía en tono coloquial el jefe del Ejecutivo tiene muchos frentes, pero el presidente de la Generalitat desveló el que más preocupa a Rajoy: cómo cumplir con el compromiso de cerrar 2012 con un déficit del 4,4% del PIB. Mas, tras el encuentro que duró cerca de dos horas, dijo en voz alta lo que el Gobierno defiende en privado, pero niega en público: que Rajoy negocia con sus socios europeos la posibilidad de ampliar el plazo para alcanzar este objetivo.
Mas aseveró convencido que si España aplica un ajuste para que sus números rojos pasen del 8,1% actual al 4,4% «se cargaría» los pilares del Estado de derecho. «Y la población no se lo merece», precisó.
El presidente de la Generalitat indicó que «es evidente» que Rajoy está planteando esta prórroga, «aunque no tiene respuesta ni la va a tener a corto plazo». Una contundencia que contrasta con la postura oficial que sostuvo Rajoy el lunes tras el Consejo Europeo que se celebró en Bruselas, cuando negó de manera expresa cualquier solicitud de árnica, salvo la petición expresa a la Comisión Europea para que elaborase unas previsiones macroeconómicas para 2012 «realistas». Fuentes del Ejecutivo no confirmaron los contactos de Rajoy adelantados por Mas e insistieron en que «el Gobierno espera a que hable Europa». Eso sí, compartieron los argumentos que esgrimió el presidente catalán.
Y es que Mas fue claro. Defendió que no es «posible, ni razonable ni realista» reducir de una tacada el déficit al 4,4%. «Si al final se obliga a España a hacer eso, España no va a cumplir, es más transparente decir la verdad», sentenció.
Recordó que cuando se impusieron estos compromisos la previsión era que las economías de España y de Europa iban a crecer, frente a la realidad actual de la «recesión». El dirigente catalán reafirmó su compromiso con la austeridad y los ajustes, y prueba de ello son los recortes del gasto aplicados en Catalauña «que no le gustan a la gente y que desde luego, ni son populares ni populistas». Más allá de su decidida apuesta por la reducción del déficit, recalcó que hay que marcar «plazos razonables» porque a nadie se le puede pedir «que destroce el Estado del bienestar».
Mas no logró arañar ningún compromiso concreto sobre el tema central de su mandato, la consecución de un pacto fiscal con Cataluña similar al que posee el País Vasco o Navarra. «Estamos en los primeros escarceos», indicó. Entiende que Rajoy solo lleva un mes en la Moncloa, pero destacó que entiende que será un presidente «más fiable» que José Luis Rodríguez Zapatero.
Inversión
El máximo dirigente de CiU, formación que en diciembre votó en contra de la investidura de Rajoy, calificó de «inversión» los apoyos que piensa otorgarle al Gobierno a medio plazo. El primero, un decidido respaldo a la «profunda» reforma laboral que ultima el Ejecutivo. Añadió que Europa mira a España «con lupa» por los 5,2 millones de parados.
Mas dijo comprender a Rajoy porque «también recibimos una mala herencia», en su caso del tripartito catalán que formaron PSC, ERC e Iniciativa. Ahora bien, puso el acento en que no se levanta el vuelo «ni con lloriqueos ni con dudas permanente».
El presidente catalán no quiso ir más allá del corto plazo y descartó un doble pacto de legislatura con el PP tanto en Madrid como en Barcelona. En un tono menos beligerante del que suele utilizar en Cataluña, aseguró que no se daba «por aludido» tras las advertencia de José Ignacio Wert sobre que garantizaría que todos los alumnos recibieran clases en castellano si así lo deseaban. «Eso ya ocurre en Cataluña», acotó.
Pero dejó claro también que «hay líneas rojas que no conviene pisar», y en el caso de Cataluña una es «el tema identitario», que incluye sus modelos educativo y lingüístico.