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Garzón, en un momento de su declaración ante la sala del Tribunal Supremo en la causa por los crímenes del franquismo. :: EFE
ESPAÑA

«No investigué crímenes políticos, sino delitos contra la humanidad»

Garzón equiparó ante el Supremo su actuación contra el franquismo y lo que hizo ante las dictaduras argentina y chilena

MATEO BALÍN
MADRID.Actualizado:

Baltasar Garzón se despojó ayer de la toga para declarar de nuevo como imputado ante la sala del Tribunal Supremo que le juzga por declararse competente para investigar los crímenes del franquismo. El juez, que se enfrenta a 20 años de inhabilitación por un delito de prevaricación, defendió su actuación marcando una línea roja entre las razones políticas que algunos le reprochan y la búsqueda de la protección de las víctimas. Fue la única motivación que movió al juez cuando admitió las decenas de denuncias de las asociaciones de la memoria histórica que llegaron a su juzgado a finales de 2006.

«No investigué crímenes políticos, sino delitos contra la humanidad. Hice realmente lo que creí que tenía que hacer por encima de ideologías, porque aquí ha habido cientos y cientos de miles de víctimas que no habían sido atendidas en sus derechos y el juez tiene la obligar de investigar esos hechos y dar protección», sostuvo Garzón.

Recuperado de la afonía que le acompañó en el juicio por las escuchas del 'caso Gürtel', hace apenas dos semanas, pero con el rictus igual de serio y el estado de ánimo bastante pesimista, el juez se sentó de nuevo en el banquillo de los acusados y de inmediato recibió el primer pescozón de la sala. La mayoría de los siete magistrados del tribunal rechazo la anulación del juicio por la «falta de legitimidad» de la acusación popular, el pseudosindicato Manos Limpias, como pidieron su defensa y la Fiscalía durante la sesión de cuestiones previas,celebrada el 24 de enero. El anuncio de la sala no cogió de sorpresa a casi nadie, pese a las especulaciones de los últimos días.

Tras el golpe, Garzón pasó al ataque. Primero rechazó contestar al abogado acusador y luego sacó su repertorio jurídico para explicar a su defensor por qué decidió admitir las denuncias y realizar determinadas indagaciones. Punto por punto trató de desmontar las acusaciones del magistrado Luciano Varela en el auto de apertura de juicio oral. Lo hizo siguiendo los hitos cronológicos del procedimiento, desde que admitió las primeras demandas, en diciembre de 2006, hasta que decidió inhibirse en favor de los juzgados territoriales, en noviembre de 2008.

El juez consideró que las denuncias que llegaron por reparto a su juzgado describían un «plan preconcebido y sistemático» de eliminación de personas, desapariciones forzosas, entierros ilegales y secuestro de niños y torturas «que encajaban dentro de los crímenes contra la humanidad, según los tratados internacionales reconocidos por la jurisdicción española».

Nazismo y Pinochet

Se trató, según Garzón, de hechos similares a los ocurridos entre 1933 y 1945 en otros regímenes totalitarios de Europa y sacó a colación un dato objetivo, la causa abierta en el juzgado de instrucción dos de la Audiencia Nacional, dirigido por Ismael Moreno, contra altos cargos del régimen nazi y sus campos de concentración con la presencia de supervivientes españoles.

Es por ello, continuó el juez, que se declaró competente en octubre de 2008 para investigar dichos crímenes en conexión con un delito contra la Constitución y altos organismos de la nación. Todo ello amparado por convenios internacionales y la doctrina que el Supremo estableció para ratificar la condena al exmilitar argentino Adolfo Scilingo por los desaparecidos en su país. «No hice una cosa diferente a lo que he hecho en todos y cada uno de los procedimientos en los correspondía esta decisión procesal», manifestó Garzón y citó el criterio que le permitió reclamar la detención del dictador Augusto Pinochet.

Sobre la Ley de Amnistía de 1977, el juez dijo que no la «sorteó», como sostuvo Varela, porque los efectos para este tipo de delitos permanecen en el tiempo. «No son crímenes políticos», aseveró. Tras una hora y veinte minutos de declaración, el juez concluyó su defensa con el argumento de que la Fiscalía nunca le acusó de incumplir la ley, como también quedó patente en el voto de tres magistrados de la Audiencia Nacional que avalaron su competencia.