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Rubalcaba realizó ayer un acto con militantes en Huelva. :: EFE
ESPAÑA

La batalla por el liderazgo del PSOE se calienta en la recta final

Rubalcaba tacha de «táctica electoral» el ofrecimiento de Chacón y los afines a la política catalana hablan de «guerra sucia»

P. DE LAS HERAS
MADRID.Actualizado:

Sirvió para poco el intento de José Luis Rodríguez Zapatero y su lugarteniente en los 'cascos azules' del PSOE, Marcelino Iglesias. La última cena de la ejecutiva federal celebrada el pasado domingo en Ferraz no ha apaciguado los ánimos en el PSOE. Alfredo Pérez Rubalcaba y Carme Chacón ni siquiera se hablan desde que comenzó la batalla por el liderazgo del PSOE. Y la desconfianza entre los equipos de uno y otra es total.

El ahora presidente del grupo parlamentario socialista confesó ayer que no da demasiado crédito a la oferta de su rival para integrarlo en la dirección del partido si es que este sábado es elegida secretaria general. Es más, aseguró que se trata de una mera «táctica electoral» para lanzar un mensaje, siempre bien recibido, de integración.

Él, que desde el pasado 20 de noviembre insiste en que es preciso seguir el ejemplo de José Luis Rodríguez Zapatero y buscar la unidad, no dejó claro en cambio si estaría dispuesto a contar con ella. Sí afirmó, durante una entrevista en TVE, que querría incorporar a gente de su equipo porque no es sectario y porque, adujo, el PSOE no está para desperdiciar «ni un gramo de inteligencia». Pero, ¿qué pasaría con la propia Chacón? Está por ver.

Tampoco quiso mojarse Rubalcaba sobre sus intenciones futuras. La política catalana sí ha dejado claro que ella lo ambiciona todo: convertirse ahora en la número uno de la formación y optar en 2015 a la presidencia del Gobierno. Fuentes cercanas al ex vicepresidente primero aseguran que él aspira, más bien, a poner la casa en orden, a tratar de evitar una calamidad («no está escrito en ningún sitio que ya hayamos tocado suelo», subrayan) y a pasar el relevo a la siguiente generación. Sin embargo, aún no hay una decisión en firme.

Esa es, en todo caso, la tesis de fondo que justifica el apoyo férreo de Felipe González a quien fuera portavoz de su último Gobierno. Un apoyo que muchos consideran crucial y que, en cambio, el exministro Josep Borrell, partidario de Chacón, se encargó ayer de desmitificar. Él, que ganó una primarias contra Joaquín Almunia, recordó en Onda Cero que aquellos a los que respaldó el expresidente siempre perdieron.

Nuevos apoyos

Es cuestión de días saber si esta es o no la excepción que confirma la regla. De momento, ambas partes se muestran convencidas de la victoria; aunque los 'chaconistas' hablan de «juego sucio» por parte de los afines a Rubalcaba y los acusan de haber instigado reportajes vejatorios sobre la exministra y su entorno en medios de referencia para los votantes y los militantes del PSOE. Una muestra, alegan, de su «nerviosismo».

En esa insinuación entró también el presidente de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán, a quien se supone afín no confeso a Chacón. El líder de los socialistas andaluces sigue siendo, aún así, de los pocos que no han mostrado sus cartas. A medida que se acerca el congreso federal de Sevilla afloran las preferencias: el padre de la Constitución Gregorio Peces-Barba se sumó ayer a quienes respaldan a la dirigente del PSC (a su juicio, ser mujer y catalana son valores a tener en cuenta) y el alcalde de Toledo, Emiliano García-Page, afirmó que es probable que la mayoría de su agrupación esté con Rubalcaba.

García-Page, que aspira a sustituir a José María Barreda al frente del PSOE de Castilla-La Mancha, no expresó aún así su deseo personal.