Llorente conquista Miranda
Solo un milagro en 'La Catedral' evitaría la segunda final copera del Athletic en tres años
Actualizado:«¡Gracias por emocionarnos!». «¡Pablo Infante, selección!». «This is Anduva». «Estamos hasta los h... del Barça y el Madrid» El vetusto feudo del Mirandés, ese humilde que se ha ganado el corazoncito de los españoles por sus sucesivas gestas ante, Villarreal, Racing y Espanyol, se engalanó en su día grande. Pancartas y cánticos para recibir al otrora 'Rey de Copas', al vecino rico, el equipo del alma del entrenador local, Carlos Pouso, y del presidente, admirador de los Zarra, Panizo y Gainza y hoy anfitrión de las nuevas estrellas rojiblancas que conduce Bielsa, un 'loco' muy sabio. El conjunto de moda perdió ante un Athletic sin tacha y con De Marcos y Llorente inmensos, pero terminó de pie, marcó el gol soñado y todavía sueña. Queda visitar 'La Catedral', lugar de culto y milagros.
No hubo lleno absoluto porque faltaron unos 300 seguidores del Athletic en la zona de gradas supletorias. El intenso frío, el alto precio de las entradas, 90 euros y la televisión en abierto, tuvieron la culpa de la 'deserción'. Los lugareños querían disfrutar de otra noche mágica pero el horizonte de la final generaba nervios. Cosquilleos en el estómago, corazones calientes y gargantas rotas.
Salió con empuje el Mirandés. Nada de recular, buscar un resultado digno y pensar en sorprender en San Mamés. Sus héroes ejercían con grandeza pero sufrían el desgaste de partidos anteriores y la oposición de un Athletic al completo. Jugaron incluso Muniain y Ander Herrera, reservados en Vallecas. Ya dijo Bielsa que preparaba este duelo como si se tratase de la visita al Bernabéu. El mejor método para no verse sorprendidos.
De forma paulatina, los 'leones' impusieron su dominio. A partir de la jerarquía en el fondo de Javi Martínez, el Athletic se desplegó. Nada de pelotazos, aunque la 'caja de cerillas' invitaba al fútbol rancio.
En presencia de Vicente del Bosque, el versátil De Marcos cuajó otro partido descomunal. Entró por todas partes y presionó una barbaridad para robar. Firmó una gran jugada en el 0-1 que congeló Anduva. Se internó por la izquierda, centró con la derecha y Llorente cabeceó con estilo.
Poco después, el riojano se fabricó un gol de la nada. Suma cinco en menos de una semana. Aguantó ante Caneda, fintó, amagó y la cruzó. Se acabó la emoción.
El Mirandés, inasequible al desaliento, no cejó en su empeño en la segunda mitad. Se merecia algún gol. Lo evitaron el larguero, a tiro de Mujika, y una mano del felino Gorka Iraizoz, tras remate de Caneda, el ídolo con ese gol que tumbó a los 'pericos' cuando la eliminatoria agonizaba. Y lo consiguió Lambarri en el descuento. Tiene el honor de ser el autor del primer gol a los bilbainos en esta Copa. Pablo acabó extenuado. No fue el de otros partidos. Y mañana, 50 kilómetros de coche para ir a 'currar' al banco. Toca hacer cuentas para el ascenso. El Athletic roza su segunda final en tres años pero el Mirandés se resiste.