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Sociedad

Disney se deja barba

Los miles de empleados de sus parques temáticos podrán por primera vez en 60 años ir al trabajo sin afeitarse

JUAN PABLO NÓBREGA NUEVA YORK.
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En el mundo encantado de Walt Disney algo no terminaba de encajar en la mente de los niños. Mientras con el pasar de los años a los siete enanitos de Blancanieves y al mago Merlín no cesaban de crecerles sus frondosas barbas blancas, los empleados masculinos que los guiaban por sus parques temáticos parecían congelados en el tiempo, todos vestidos igual y con sus rostros lampiños dominando el paisaje.

Ese afán por la homogeneidad instaurado por el padre fundador cuando se inauguró el primer Disneylandia en California en 1955, empieza a cambiar poco para mayor regocijo de unos trabajadores que venían pidiendo hace tiempo una pequeña cuota de fantasía para sus propios cuerpos.

Tras décadas de no faltar a su cita diaria con la maquinilla de afeitar, aquellos que lo deseen -excepto los que van disfrazados de algún personaje- podrán dejarse crecer a su gusto la barba y el bigote. Una revolución para una compañía conocida por sus férreos estándares conservadores que el año pasado ya cedió a la presión de las mujeres autorizándolas a ir sin medias cuando usaran falda, algo que estaba prohibido pero que resultaba muy incómodo para las empleadas, sobre todo en días calurosos como los que sufren en Disneyworld Florida.

Disney quiere trabajadores que encajen a la perfección en sus idílicos parques temáticos, de ahí que todas las cuestiones relativas a la apariencia ocupen un lugar prioritario en los contratos. Demasiados años de rigidez han llevado a los «miembros del reparto», que es como la empresa llama a los empleados que trabajan de cara al público, a exigir unas reglas menos estrictas. Después de esta última conquista, la portavoz de Disney, Andrea Finger, se ha apresurado a comentar que seguirán fieles a sus principios. «Somos muy cautelosos a la hora de mantener nuestro legado y la integridad de nuestra marca».

Limpio y bien cuidado

Esto significa que con barba o sin ella, seguirá perviviendo el 'look de Disney', descrito como fresco, limpio, bien cuidado y afable. El código de vestimenta, por ejemplo, controla cualquier aspecto, desde el color de pelo y el estilo de las joyas a la longitud de las uñas. La nueva norma que entrará en vigor el 3 de febrero requerirá que las barbas sean cortas y bien cuidadas.

En un gesto inusual en 2000 la compañía permitió llevar bigote, pero con normas estrictas sobre la espesura, anchura y longitud, recuerda Eric Clinton, un sindicalista de Disney que ha luchado por los cambios. «Finalmente, puedo tomarme unas vacaciones y dejarme barba», ha sido la frase más repetida por trabajadores tras conocer la decisión.

La empresa establecerá también los 'casual friday' o 'viernes informales', adoptados ya por muchas empresas españolas, en los que los trabajadores que no estén de cara al público podrán vestirse de manera más relajada a lo habitual y llevar vaqueros o zapatillas abiertas. Más allá de las normas en la vestimenta, el centro de formación Disney Institute, fundado en 1986, ha resumido los principios que mueven a la mayor empresa de entretenimiento familiar: excelencia en el liderazgo, gestión de personas, calidad de los servicios, lealtad a la marca y creatividad.